lunes, 6 de mayo de 2019

Elecciones 28-A: Andalucía y su medio rural

Hablar del medio rural en Andalucía es hacerlo de realidades diversas y diferenciadas. Es de nuevo el territorio el que refleja lo que no deja de ser una situación de enorme complejidad en todos los aspectos: económico, social, político, cultural…

La Andalucía latifundista del interior

Si no referimos a la Andalucía del interior, estamos ante una realidad conformada desde siglos, con la gran propiedad como base y, por ende, con una gran masa de mano de obra todavía asalariada. Estamos sobre todo en la Andalucía del latifundismo, donde la expresión política no tiene dudas: es el bloque de izquierdas el que arrasa, con una importante presencia de UP*.

En esta ocasión pocos, y pequeños, han sido los municipios donde UP ha sido la primera fuerza política del municipio. Son los casos de Marinaleda (61%), Trebujena (53%), Badolatosa (41%), Dehesas Viejas (41%), Teba (39%), Montalbán (39%), Montemayor (36%), Arriate (34%) o Casabermeja (33%). Lo extraño de esta situación, cuando en otras ocasiones han sido bastantes más los que lo hicieron por IU, Podemos o la confluencia de ambos, se atenúa ante el elevado número donde es la segunda fuerza, en muchos casos casi igualada al PSOE.

Este segundo lugar de UP ocupa importantes áreas de la campiña sevillana, el oeste, centro y noreste de Huelva, algunas zonas de la campiña de Córdoba, la encrucijada provincial que conforman el sureste de Sevilla, el noroeste de Málaga y el suroeste de Córdoba, algunos pueblos de la sierra y parte de la campiña gaditana, la franja central de Jaén, algunas zonas de la vega de Granada…

La Andalucía costera

Distinto es lo ocurrido en las zonas costeras, donde la agricultura intensiva ha creado espacios muy diferenciados social y políticamente de los anteriores. Estamos en el predominio de las explotaciones pequeñas, con elevados rendimientos, pero de titularidad diversa, que va desde las empresas pequeñas hasta aquellas donde se han producido inversiones de gran calado. Una agricultura donde la mano de obra es fundamentalmente de origen inmigrante, desde la que se ha creado un discurso y un imaginario fuertemente xenófobo. Hasta hace poco era el PP el que tenía la hegemonía política, pero desde diciembre pasado está siendo arrebatada por Vox.

Estamos hablando del conjunto de la provincia de Almería (no nos olvidemos del
59% que representa el bloque de la derecha, del 47% que suman PP y Vox y del 19'2% de este último) y las zonas costeras mediterráneas de Granada, Málaga y Cádiz, y la atlántica de Huelva. Pero no sólo, pues van surgiendo algunas áreas rurales donde el bloque de la derecha va ganando terreno e incluso donde Vox** se ha convertido en la segunda fuerza, como ocurre, por ejemplo, en Écija, Sanlúcar la Mayor, Los Palacios-Villafranca e incluso en las áreas rurales del sur de la capital cordobesa. E importante: siempre, con el común denominador del empleo de mano de obra inmigrante.

Un contrasentido proviene, en todo caso, del empleo de una mano de obra a la que se explota en extremos que contravienen los derechos humanos más elementales, pero a la que se denigra en el discurso político.

* El primero de los mapas refleja el voto de UP. 
** El segundo mapa refleja el voto de Vox.