lunes, 13 de abril de 2015

Dicen que Rouco lo está pasando mal

Dicen que vive en un piso céntrico de Madrid, grande, bien dotado y que previamente se había reformado con un coste elevado. Dicen que antes, cuando fue relevado de su cargo arzobispal, se resistió a abandonar el palacio donde había residido las dos décadas anteriores. Dicen que la decisión del papa Francisco de sustituirlo por Ángel Osoro al frente de la archidiócesis madrileña no le sentó bien. He leído que el malestar en parte de la feligresía ha aumentado en los últimos meses. Durante su doble mandato como arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal ya generó controversias en los sectores progresistas, poco concordantes con un prelado que llevó a la Iglesia en varios aspectos a tiempos anteriores al Concilio Vaticano II. Resulta evidente que tenía mejor sintonía con Juan Pablo II y Benedicto XVI y que con el actual papa no se lleva bien. Dicen que está pasando un calvario interno porque no se siente reconocido después de los servicios prestados. Lo peor para él es que cada vez más gente se está incomodando por sus actitudes, que van de lo displicente a la falta de humildad. Hasta he leído hoy que se ha pensado en hacerle un escrache. Lo acusan de no predicar con el ejemplo cristiano. Mal asunto para quien ha estado hasta hace muy poco a la cabeza de la Iglesia española.