lunes, 5 de julio de 2010

La operación "Lluvia de verano" de 2006

A finales de 2009 publiqué el artículo "El drama del pueblo palestino". Estuve preparando el segundo, pero por distintas razones no pude concluirlo. En mayo, durante el máster que estoy realizando sobre Cultura de Paz, el profesor Sylvain LeGalll nos invitó a presentar un informe sobre la Operación "Lluvia de verano" (iniciada por Israel a finales de junio de 2006 contra la población palestina de Gaza), con la intención suya de hacer una traducción a modelos lógico-matemáticos para la resolución de conflictos. Acepté el reto y a principios de junio le envié el trabajo. Sylvain es matemático y experto en Lógica fomal, estando muy interesado en su utilización como una forma de aportar soluciones a la resolución de conflictos. No es el único, pues los pioneros en el campo de estudios de los conflictos fueron matemáticos o usaron métodos de esa ciencia (Kennet Boulding, Elise Boulding, Pitirim Sorokin, Lewis Richardson, Johan Galtung...). Aún no me ha contestado, pero daré cuenta de su resultado cuando lo haga. Como por estas fechas de hace cuatro años se estaba en plena Operación "Lluvia de verano" y quedaban pocos día para que el ejército israelí iniciara otra, esta vez contra las milicias libanesas de Amal en el sur de Líbano, qué mejor que recordar las hazañas guerreras del estado israelí contra la población palestina. 


1. Una cronología aproximada

24 enero. Ehud Olmert, que había asumido el cargo de Primer Ministro de Israel el 4 de enero en sustitución del enfermo Ariel Sharon, se expresó en estos términos: “La existencia de una mayoría judía en el Estado de Israel no puede mantenerse con el control sobre las poblaciones de Judea, Samaria y la Franja de Gaza. Apoyamos firmemente el derecho histórico del Pueblo de Israel a toda la Tierra de Israel. Cada colina de Samaria y cada valle de Judea es parte de nuestro Hogar Histórico. No nos olvidamos de esto, ni siquiera por un instante. Sin embargo, la elección -entre el deseo de permitir a cada judío vivir en cualquier parte de la Tierra de Israel y la existencia del Estado de Israel como país judío– obliga a renunciar a algunas partes de esa tierra. Esto no significa el abandono de la idea sionista, sino la realización esencial de su objetivo; asegurando la existencia de un estado judío y democrático en la Tierra de Israel”.

25 de enero. Hamás, con el nombre de “Cambio y Reforma”, gana las elecciones a la Asamblea Legislativa Palestina con 76 escaños de un total de 132, mientras que Al Fatal se queda con 43 escaños.

28 de marzo. En su discurso tras la victoria en las elecciones de ese día Olmert prometió para Israel una paz justa, fuerte, pacífica y próspera, respetando los derechos de las minorías, valorar la educación, la cultura y la ciencia y sobre todo el esfuerzo por alcanzar una duradera y definitiva paz con los árabes. Dijo también que así como Israel está dispuesto a transigir para la paz, los árabes deben ser flexibles en sus posiciones también. Advirtió que si los palestinos, con Hamas líderando la Autoridad Palestina, se niegan a reconocer al estado de Israel, entonces Israel “tendrá su propio destino en sus manos”, lo que implica directamente una acción unilateral.

30 de marzo. En la operación “Flecha del sur” el ejército israelí empezó una nueva operación para acabar con el lanzamiento de cohetes, concluyendo con la muerte de 17 palestinos

4 de mayo. Olmer asume el cargo de Primer Ministro de un gobierno de colación de su partido, Kadima, el Partido Laborista, el ultraortodoxo Shas y el partido de los Jubilados (Gil).

24 de mayo. En su discurso en una sesión conjunta del Congreso de EEUU dijo que su gobierno procedería a un plan de separación unilateral si no podía llegar a un acuerdo con los árabes.

9 de junio. Una nueva ofensiva militar israelí por tierra, mar y aire sobre la costa de Gaza causa la muerte de 15 palestinos, en su mayoría niños, y más de 40 heridos.

25 de junio. Durante el ataque a un puesto militar israelí cerca de Gaza, llevado a cabo por un grupo armado palestino, murieron dos soldados israelíes, siendo secuestrado un tercero, Gilat Shalit. La respuesta del gobierno israelí fue la de dar un ultimátum de 48 para liberar al soldado detenido, a la vez que inició la movilización de sus tropas.

28 de junio. El ejército israelí lanzó una ofensiva militar sobre la Franja de Gaza, consiguiendo que sus tropas penetraran con el apoyo de vehículos blindados y el bombardeo de la aviación sobre lugares estratégicos, destruyendo tres puentes, la única central eléctrica y oficinas de la Autoridad Palestina. En un mes murieron 165 civiles palestinos.

29 de junio. El ejército israelí detuvo a 10 ministros y a 20 diputados de Hamas.

12 de julio. Paralelamente a la operación Lluvia de Verano el ejército israelí inició otra ofensiva contra las posiciones de Hezbolá en Líbano, en lo que se ha denominado Segunda Guerra del Líbano. El origen de la ofensiva ha sido la detención de dos soldados israelíes en la frontera de los dos países. Durante 33 días los ataques fueron realizados por aire y tierra, dañando y destruyendo los escondites y la infraestructura del Hezbola. En las últimas 48 horas de la guerra, Peretz presionó con una masiva operación terrestre, con tropas trasladadas en helicópteros para apoderarse con éxito del terreno comprendido entre la frontera libanesa y el río Litani.

26 de julio. Inicio de la operación “Columnas de Sansón”, destinada a desmantelar depósitos de cohetes, causando al menos 22 muertos.

18 septiembre. Primera reunión de la comisión Winograd, formada por el gobierno israelí, y presidida por el juez emérito que le da nombre, con el fin de investigar la responsabilidad del gobierno en la operación militar lanzada sobre Líbano en julio.

17 de octubre. Nueva operación militar sobre Gaza, esta vez la de mayor envergadura desde que en agosto de 2005 evacuara este territorio. El saldo fue de nueve palestinos muertos.

1 de noviembre. Se inicia la operación “Nubes de otoño”, que en una semana causa más de 60 muertos palestinos. Su objetivo era impedir el lanzamiento de cohetes. Horas después de que el Ejército israelí anunciara el fin de la operación, al menos 18 palestinos, la mayoría mujeres y niños, murieron en un bombardeo sobre la localidad de Beit Hanún.

2. Algunas valoraciones

Dos analistas chinos, Liu Liwei y Zhu Jianhui, escribieron en el mismo día en que se inició la operación “Lluvia de verano” lo siguiente:

“Poco después de su investidura Olmert se esforzaba en diplomacia por vender su "plan unilateral" a la comunidad internacional con el objetivo de separarse aún más de los palestinos y garantizar así la seguridad del territorio israelí. Sin embargo, no logró el resultado esperado, y aún recibe críticas por ello”.

El periódico El País publicó un artículo del analista internacional Andrés Ortega a los pocos días de iniciada la operación:

“Una de las razones de la retirada unilateral de Gaza (y de la planteada por Olmert para una parte de Cisjordania) era hacer ver que estaba frente a una apariencia de Estado que se podía atacar desde fuera. No ha sido así, e Israel ha tenido que volver a Gaza, lanzando además un aviso a Damasco que no parece dirigido sólo contra Siria, sino contra todo el mundo árabe para que no se meta en esto. Éste no es un conflicto que pueda aislarse. Las imágenes de los destrozos de la Lluvia de Verano han vuelto e recorrer el mundo árabe y musulmán, sembrando más odio.

La operación recuerda a la forma en que Israel invadió el sur de Líbano en 1982, sembrando también la destrucción, y de donde tuvo que retirarse el 2000 presionado por una opinión pública que no aguantó las muertes en vano de sus jóvenes. Esta vez, ante Gaza, Olmert y su Gobierno se han visto obligados a intervenir, lo que ha puesto al Ejecutivo en manos del Ejército, algo que no pasaba hace tiempo. La política israelí puede radicalizarse y esfumarse el sueño de gobernar Israel desde un nuevo centro”.

Según un informe de Médicos sin Fronteras del 25 de julio la situación de la población palestina de Gaza, que ya era dramática, ha empeorado tras los ataques:

“En Gaza entre el 28 de junio, cuando empezó la operación Lluvia de Verano, y el 18 de julio de 2006, 101 palestinos han perdido la vida (entre ellos 18 niños, 9 mujeres y 3 personas discapacitadas). Cerca de la mitad eran civiles. El número de heridos a raíz de las incursiones y ataques se estima en más de 300.

Las infraestructuras civiles puentes, ministerios, así como la central eléctrica que alimentaba toda la Franja de Gaza han sido destruidas. La apertura del punto de tránsito de mercancías de Karni continúa siendo aleatoria y todos los cruces están parcial o completamente cerrados, lo que significa que Gaza se encuentra en una situación de embargo casi total”.

Según diversas fuentes, la operación israelí contemplaba varios objetivos: neutralizar el lanzamiento de cohetes Al Qasan sobre poblaciones israelíes, que se han estimado en unos 1300 desde el inicio de la segunda Intimada en 2000; destruir los túneles entre Gaza y Egipto utilizados para el suministro de armas y el paso de personas; y rescatar al soldado Guilad Shalit. El número de víctimas palestinas se ha cuantificado en 405 personas muertas, 243 de las cuales eran civiles, incluyendo mujeres, niños y niñas. Las víctimas israelíes han sido 5 soldados y 6 civiles muertos, y alrededor de 40 heridos.

Un Informe de la asociación israelí Bselem aportó datos sobre la situación de los territorios ocupados por Israel:

“en 2006 se registró un retroceso generalizado de los derechos humanos con la muerte de 643 palestinos (entre ellos, 141 menores), de los cuales 222 no tomaban parte en las hostilidades en el momento en que fueron asesinados. La cifra de israelíes muertos en este periodo fue de 17 civiles y 6 militares. La mayor parte de estas personas murió durante la operación “Lluvia de verano”, desencadenada contra Gaza como represalia al lanzamiento de misiles artesanales al territorio israelí” (Álvarez e Izquierdo, 2007: 72).

El periodista y escritor norteamericano Hernan Zin vivió de cerca lo ocurrido, fruto de lo cual fue el libro Llueve sobre Gaza. Vida y muerte en tierra sitiada, publicado en 2007. Según contó durante su visita a España ese mismo año (El Mundo, 7-06-2007) calificó lo sucedido como un auténtico “castigo colectivo”, en el que el ejército israelí “empujó a la población de esta paupérrima porción de tierra al hambre y la desesperación”. Siguiendo con sus declaraciones, la ofensiva israelí ha conllevado el bloqueo de alimentos, combustibles o medicinas, para lo que se prohibió la entrada y salida de personas de la Franja o la salida de los pescadores; también se destruyeron granjas y cultivos; la destrucción de la central eléctrica dejó a un 40% de la población sin luz; y unas 700.000 personas han padecido esta situación. Así mismo, Zin se refirió a una deuda moral con los niños que vio morir, con los hambrientos y el sufrimiento del pueblo palestino, denunciando los hechos de violación del derecho internacional: “algún día Ehud Olmert responderá ante la justicia internacional a las preguntas de ¿por qué cortó usted la luz y el agua?, o ¿por qué se pasó los derechos humanos por donde le dio la gana?”.

Los profesores Ignacio Álvarez-Ossorio y Ferrán Izquierdo en su libro ¿Por qué ha fracasado la paz? Claves para entender el conflicto palestino-israelí, referido al conjunto del conflicto palestino-israelí, se refieren al antes, durante y después de lo ocurrido durante la operación Lluvia del Desierto.

En primer lugar explican cuáles eran los objetivos de la política del sector de la derecha israelí encabezado por Ariel Sharon:

“El gobierno israelí, primero con Ariel Sharon a la cabeza y a partir de 2006, con su delfín Ehud Olmert, quiere mantener la ocupación de toda Palestina y colonizar el máximo territorio posible dentro de la lógica del “paso a paso” que gradualmente ha modificado la fisonomía palestina en las últimas décadas. Para ello se debe quebrar totalmente la capacidad de resistencia palestina, y es el muro un arma brutal para conseguirlo. El muro, al igual que las otras políticas represivas y de castigo, como los asesinatos selectivos, las confiscaciones de tierra, los toques de queda, los check point, los derribos de casas, los cortes de agua o de electricidad, o el estrangulamiento económico, busca debilitar a población palestina y colocarla en la más absoluta provisionalidad” (Álvarez e Izquierdo, 2007: 29).

En medio de la gravedad de la enfermedad de Ariel Sharon se produjo un reagrupamiento político en algunos sectores de las élites de los partidos del Likud y el Laborista, que acabó dando lugar a la formación de Kadima, un partido que asumió los objetivos políticos de Ariel Sharon y sus partidarios:

“Basándose en la supuesta ausencia de un interlocutor palestino válido (ni Al Fath ni tampoco Hamás), el gobierno israelí estaría obligado, según esta lectura, a adoptar una serie de pasos unilaterales para fijar una nuevas fronteras “permanentes” (que no “definitivas”). De hecho la lista de Kadima no sólo englobaba a importantes figuras del Likud –Ehud Olmert y Saúl Mofaz, entre otros-, sino también del laborismo –como Simón Peres”. (Álvarez e Izquierdo, 2007: 70).

Los resultados de las elecciones de marzo de 2006 no dieron un ganador claro. Aunque Kadima resultó el partido más votado, acabó dando lugar un gobierno de coalición que conllevaba la asunción directa de su política por la mayor parte de la cámara:

“Kadima consiguió imponerse al alcanzar 29 de los 120 escaños; sin embargo, Olmert necesitaba apoyos parlamentarios para sacar adelante su programa: el denominado Plan de Convergencia que preveía una gradual “desconexión” de Cisjordania (similar a la registrada en Gaza) que no respetaba la Línea Verde (lo que implicará la anexión de una parte sustancial de los Territorios Ocupados). Esta circunstancia explica la formación de una coalición tan extensa como heterogénea, en la que es clave el respaldo de tres formaciones: el Partido Laborista (con sus 19 escaños), el ultraortodoxo sefardí Shas (12 escaños) y el Partido de los Pensionistas (7 escaños). Entre los cuatro sumaban 67 escaños, mayoría suficiente para garantizar un mínimo margen de maniobra y estabilidad al ejecutivo”. (Álvarez e Izquierdo, 2007: 70-71).

Ignacio Álvarez-Ossorio y Ferrán Izquierdo acaban haciendo una valoración de la operación “Lluvia de verano”, en la que ponen en relación la simultaneidad de las acciones militares del ejército israelí contra Gaza y Líbano y no descartan las disensiones en las élites político-militares:

“El hecho de que las Fuerzas de Defensa Israelíes no lograran liberar a lo soldados secuestrado ni en Gaza ni tampoco en el Líbano desató una tormenta política de enormes dimensiones, que llevó a la dimisión, por primera vez en la Historia, del jefe de estado israelí Dan Halutz. No debe infravalorarse el hecho de que, en una sociedad militarizada como la israelí, los puestos de mayor peso del Ejecutivo recaigan en dos civiles que no cuentan prácticamente con experiencia militar (…). Quizás lo más importante de todo era que el denominado Plan de Convergencia, que inicialmente preveía el desmantelamiento de decenas de asentamientos, ya no era una prioridad para el gobierno israelí” (Álvarez e Izquierdo, 2007: 74-75).

El Informe Preliminar de la Comisión Winograd, publicado en marzo de 2007, es elocuente sobre los errores cometidos por el gobierno israelí en la operación sobre Siria:

“Hallamos al Primer Ministro responsable, tanto ministerial como personalmente, de los errores en las decisiones adoptadas y de los errores en el proceso de su adopción. El Primer Ministro adoptó su postura sin que se le haya presentado un programa detallado y sin haber exigido que éste le sea presentado (...) Un gobernante que saca a su ejército a una amplia acción militar, tiene obligaciones para con el Estado, para con los soldados del Tzahal que arriesgan sus vidas y para los civiles, tanto de Israel como del Líbano (...) Hemos visto que las rápidas decisiones de salir a la guerra adoptadas por el gobierno presidido por Olmert no han cumplido con las condiciones expuestas más arriba. En este sentido, el Premier ha fracasado como gobernante que debe liderar a su país en una acción militar iniciada con juicio y responsabilidad” (Salomocich, 2007).

El semanario “judío e israelí”, como dice su subtítulo, Noti Israel informó sobre la repercusión de la manifestación celebrada el 3 de mayo de 2007 contra el gobierno de coalición presidido por Olmert, después de haberse conocido el contenido del Informe Preliminar de la Comisión Winograd:

“Unas 200.000 personas –según datos ofrecidos por la televisión pública– se concentraron, el pasado jueves, en la plaza Rabín de Tel-Aviv para pedir la dimisión del primer ministro israelí, Ehud Olmert, a raíz de un informe oficial en el que se le responsabiliza directamente de los errores estratégicos cometidos en la guerra del pasado verano.

Tanto grupos de izquierda como de derecha, así como organizaciones de la sociedad civil y combatientes en la reserva, participan en esta protesta, en la que, por decisión de los organizadores, no tomará la palabra ningún político” (Noti Israel, 2007).

3. Una reflexión final

En los dos apartados anteriores he intentado, por un lado, ordenar cronológicamente la sucesión de acontecimientos que se dieron a lo largo de 2006; y por otro, ofrecer diversas opiniones y valoraciones que puedan servir para poder comprender mejor la dimensión del acontecimiento analizado y el contexto en el que se dio.

El conflicto palestino-israelí viene de largo. Tiene sus orígenes a finales del siglo XIX, cuando surgió el movimiento sionista, que defendía, y empezó a aplicar, la creación del llamado Hogar Judío, y que tuvo como punto culminante la Resolución 181 de la ONU de 1947 en que estableció la partición de Palestina. La sucesión de conflictos armados y la progresiva ocupación de los territorios palestinos por parte de Israel han hecho que la situación actual difiera mucho de la que existía a mediados del siglo XX, aun cuando el problema de fondo sea el mismo.

En la actualidad la posición de la población palestina es muy débil, sin apenas capacidad de iniciativa política y militar, que no sea un reconocimiento internacional poco efectivo y una resistencia armada, también poco efectiva, que se ha teñido de un barniz político de hegemonía islamista.

La posición de Israel, por el contrario, es de un dominio abrumador, muy favorecida por el apoyo directo de los EEUU y el tácito de los países europeos. Pese a las continuas condenas de la ONU, distintos organismos de derechos humanos y en ocasiones de los gobiernos europeos, el estado de Israel no ha dejado de aplicar una política que es calificada en muchos medios de genocida y en la que muy pocos niegan que se estén violando de una forma permanente los derechos humanos.

Para Álvarez e Izquierdo la clave de la resolución del conflicto se encuentra en la voluntad de las élites israelíes, que en la actualidad se han enfrascado en una dinámica de violencia cuyas consecuencias se pueden volver contra la propia población israelí. Siguiendo esta aseveración, lo ocurrido durante la operación “Lluvia del verano” ha puesto de manifiesto la contradicción en que estas élites viven: una solución pacífica del conflicto podría dar lugar a una consolidación económica de la burguesía israelí, pero la creciente militarización de la sociedad israelí sigue llevando a una dinámica de violencia.

Quizás así se explique lo ocurrido durante el verano de 2006, en que el gobierno israelí llevó a cabo dos operaciones en Gaza y Líbano, prácticamente simultáneas, que acabaron fracasando. La valoración que en las altas instancias del estado israelí se hizo sobre lo ocurrido tiene que ver con las rivalidades internas que existen en su seno. El intento de recomponer el mapa político de Israel con la creación de Kadima, de corte más “centrista” (aunando buena parte del Liku y algunos sectores del laborismo), a costa de los dos partidos hasta entonces principales, el Likud y el Laborista, no estuvo exento de contradicciones. Las críticas de lo que se consideró como un fracaso militar, las operaciones contra Gaza y Líbano, contenían muchas motivaciones. En la manifestación contra el gobierno de mayo de 2007 confluyeron pacifistas y la minoritaria izquierda con la derecha del Likud y los sectores del laborismo contrarios a Peretz.

Lo que no fracasó en el verano de 2006 fue la política tradicional de los gobiernos israelíes contra los territorios palestinos: más ocupaciones militares, más colonias judías, más ataques contra la población miseria, más miseria… Al igual que ocurrió a principios de 2007, cuando las tropas israelíes tuvieron que salir del Líbano sin conseguir derrotar a las milicias libanesas propalestinas, el estado de Israel sigue marcando las pautas, los ritmos y los tiempos.


Documentación de referencia

ÁLVAREZ-OSSORIO, Ignacio e IZQUIERDO, Ferrán (2007). ¿Por qué ha fracasado la paz? Claves para entender el conflicto palestino-israelí. Madrid, Catarata.
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