sábado, 16 de enero de 2010

Más sobre la justicia del ladrillo

Me referí el otro día a la fianza impuesta al alcalde de Seseña, de IU, tras la demanda interpuesta por uno de los señores del ladrillo del solar hispano, llamado frecuentemente como "el Pocero". No fue un juez el que la fijó en un millón de euros, sino una jueza. Luego ella misma rectificó, rebajándola a diez mil euros, aduciendo que había sido un error informático. Ignoraba que los ordenadores pudieran cometer errores, a no ser que fuera un error humano, de manera que sin querer se hubieran añadido dos ceros de más. ¿También fue un error que la jueza firmara el escrito sin que lo leyera? Leyendo la noticia se me vino a la mente la frase del "sin querer queriendo", que popularizara el Chavo del Ocho.  

Yendo al fondo, de error, nada. Lo que ha habido ha sido una marcha atrás de la jueza ante la reacción suscitada por lo que a todas luces era algo desorbitado y posiblemente ante el temor de que pudiera recibir una llamada de atención desde las altas instancias del poder judicial. Eso no quita para que el hecho de poner cualquier fianza por un supuesto delito de calumnias en el caso que nos ocupa entre en lo que comenté el otro día.

Hoy ha aparecido otra noticia, con el constructor y el alcalde como protagonistas, donde otro juez ha desestimado otra de las querellas del primero contra el segundo. Esta vez la acusación es de prevaricación. Y la ha hecho quien hizo un megaproyecto para construir 13.500 viviendas, a resultas del cual quien fuera alcalde antes que el actual, que era del PSOE, ha sido denunciado por la Fiscalía Anticorrupción por incremento considerable de su patrimonio personal, y de delitos de prevaricación, cohecho y contra Hacienda. Además dos concejales del mismo partido y un hijo del propio ex alcalde acabaron en la nómina del señor del ladrillo.

"Cree el ladrón que todos son de su misma condición", reza un refrán.