jueves, 18 de abril de 2024

El mural dedicado a la antigua Imprenta Sur malagueña

 

Paseaba el domingo pasado por las calles de Málaga y en la plaza Pepe Mena me topé con el mural dedicado a lo que, casi un siglo atrás, fue la antigua Imprenta Sur. Propiedad de la familia de Emilio Prados, éste y el también malagueño Manuel Altolaguirre dirigieron hasta 1929 la revista Litoral, tan vinculada a la Generación del 27, y desde ella se imprimieron también algunas de las obras de los componentes del afamado grupo poético. Aunque no fue ese lugar su emplazamiento real, el muro forma parte de la antigua Casa Cuna o de Expósitos, donde se encuentra actualmente el Centro Cultural Generación del 27, que acoge una exposición permanente de las instalaciones de la antigua imprenta. En el mural, coronado por las colores de las hojas y las flores de un jardín vertical, pueden verse las figuras de Emilio Prados, a la izquierda, y Manuel Altolaguirre, a la derecha, mientras que en la parte central se reproduce un texto escrito por el segundo de los poetas: 

Nuestra imprenta tenía forma de barco, con sus barandas, salvavidas, faroles, vigas de azul y blanco, cartas marinas, cajas de galletas y vino para los naufragios. Era una imprenta llena de aprendices, uno manco, aprendices como grumetes, que llenaban de alegría el pequeño taller, que tenía flores, cuadros de Picasso, música de don Manuel Falla, libros de Juan Ramón Jiménez en los estantes.
Imprenta alegre como circo y peligrosa para mi cuando Emilio Prados, tirador seguro, dibujaba mi silueta en la pared con unos punzones.
Entre otras cosas, teníamos en un rincón una escafandra de buzo y en la vitrina una mano de madera articulada, de las que sirven para agrandar los guantes. Son recuerdos prosaicos. Pero la imprenta era un verdadero rincón de poesía.