martes, 27 de diciembre de 2016

Llegado a término 2016, ¿estamos en un embrollo político?

El PP da la sensación que es una balsa. Sólo Aznar y la extrema derecha, de dentro y de fuera del partido, sienten que se ha traicionado el espíritu del partido. El PSOE, por su parte, sigue roto, en deriva, sin cabeza, bajando en las encuestas... Hacia donde vaya, es una incógnita. Ciudadanos, hace un año exultante, parece desaparecido. Podemos se bate entre pablistas y errejonistas, que se lanzan los trastos sobre todo a través de las redes sociales mediante mensajes a cuál más ingeniosos. IU, en fin, sigue en tono bajo, con un Garzón buscando dar sentido a lo que está ocurriendo, parte de la antigua dirigencia intentando no sé qué y la mayoría militante en sus tareas de siempre a pie de calle. 

¿Un embrollo? Quizás, en la medida que lo que hace año y medio, e incluso uno, parecía un cambio irreversible. Se vislumbraba que lo viejo fenecía y lo nuevo, si no florecía, reverdecía al menos: mientras el PP y el PSOE se iban a mínimos, e incluso IU desaparecía, Ciudadanos, menos, y Podemos, más, les iban tomando el relevo. Lo que vino luego, sin embargo, aun apuntando hacia algo diferente, empezó a poner las cosas en su sitio. Por ejemplo, el PSOE frenó cualquier atrevimiento e intentó un matrimonio con Ciudadanos. Éste, temeroso de una cercanía con el PP, lo aceptó, aun cuando, como se vio después en junio, pagara su precio. Podemos, que no consiguió hacer desaparecer a IU, hubo de avenirse a crear Unidos Podemos, que no sumó todo lo que se esperaba. El PP, con un gallego al frente ejerciendo de gallego, se vio recompensado, subiendo lo suficiente para sentirse más ganador que en diciembre. Y el verano, con los calores, provocó tal sofocón en los poderes fácticos del PSOE, que acabaron cortando de cuajo su cabeza, aun cuando lo que vino después fuera peor. 


Desde principios de otoño estamos en una situación rara. El PP, gobernando, haciendo lo mismo, excepto anunciar algún que otro cambio melifluo o sin contenido. Que si las reválidas de la LOMCE, que si el huso horario, que si el horario laboral, que si la oficina de la vicepresidenta en Barcelona... El PSOE y Ciudadanos, que querían gobernar desde el parlamento para forzar a cambiar a Rajoy y su equipo, juegan a creérselo, el primero, y a buscar acuerdos puntuales, el segundo. Ahora parece que se está en una especie de gran coalición, pero a lo cutre. Por suerte para el PP Correa se ha contenido, Bárcenas ha cambiado de estrategia, se le murió Rita, Granados no ha cantado, Rato sigue librándose... Y encima parece que sigue recuperándose si nos atenemos a los resultados de los sondeos. 


¿Y el resto? Intenta aclararse, sobrevivir... ¿Y la gente? Celebrando la Navidad.