viernes, 20 de mayo de 2016

La prohibición de la estelada, ¿imbecilidad o intencionalidad?

Es lo que puede desprenderse tras la prohibición inicial de la exhibición de las esteladas en la final de la Copa entre el Sevilla y el Barça. Una decisión tomada formalmente por Concepción Dancausa, delegada de gobierno en Madrid, pero con grandes sospechas de que obedecía a una estrategia política de mayor calado proveniente del gobierno y/o el PP. Que el hecho en sí tuviera un claro componente antidemocrático no cabe la menor duda. La decisión última del juez, desestimando la  prohibición, lo corrobora. ¿Cómo es posible deducir que un símbolo del independentismo sea sinónimo de incitación a la violencia? ¿Acaso no lo es la prohibición misma al vulnerar el derecho a la libertad de expresión? ¿Cómo puede equipararse la estelada, símbolo de una reivindicación política legítima, con las banderas que simbolizan el fascismo o el racismo? He mencionado el término imbecilidad porque creo que no lo es, aunque lo parezca. Estamos formalmente en precampaña electoral, pero de hecho en campaña. Y sabemos que el PP se alimenta de cosas como la que se ha buscado con la prohibición, esto es, escenificar el anticatalanismo y en él, por supuesto, la demonización de la opción independentista. Es cierto que eso conlleva un daño colateral en Cataluña para el PP, donde este partido y Ciutadans han criticado la postura de la delegada de gobierno en Madrid. Pero que lo que se ha buscado son votos elevando el sentimiento anticatalán, no resulta descabellado. Menos mal que el juez ha puesto las cosas en su sitio para que no se vulneren derechos fundamentales. El domingo, como es de prever, habrá más esteladas. Y después, ¡menuda campaña nos espera!