miércoles, 27 de febrero de 2013

El fascista reconvertido

Pertenecía a los círculos del fascismo. Actuó dentro de los grupos armados que se crearon en el crepúsculo del franquismo y los años que le siguieron. La promiscuidad entre militantes fascistas, directamente armados o no, y amplios sectores del aparato policial era grande por entonces. Actuaban bajo varios disfraces. Las siglas iban bailando y los gobiernos se sucedían, mientras sus víctimas sucumbían una tras otra. Cuando en 1980 el sujeto en cuestión secuestró y ejecutó a Yolanda González -una roja de mierda y terrorista, según el argot de la gente de esa ralea- fue protegido por miembros de la policía. Alguien llegó a esconderlo en su domicilio. Ya detenido y condenado, logró escaparse dos veces. Vivió en Paraguay, protegido por el gobierno de una de las dictaduras latinoamericanas más duraderas y atroces. Descubierto, acabó cumpliendo la condena en España. Por arte de birli y birloque cambió su nombre y llegó a maquillar su primer apellido. Ahora se sabe que lleva trabajando desde hace tiempo para las policías. Tiene una empresa que colabora con ellas, en base al sistema tan neoliberal de la externalización de los costes. El otro día fue descubierto por un periodista de El País. El tipo niega ser él.