miércoles, 7 de noviembre de 2012

Obama o el dilema triste

Ha ganado otra vez Barak Obama. Lo ha hecho esta vez frente al candidato republicano Mitt Rommey por un estrecho margen de sufragios, aunque en votos electorales la diferencia haya sido mayor -cosas del sistema electoral estadounidense. Pese a haber incumplido la mayor parte de su programa electoral de 2008. Hace cuatro años ganó con eso del we cam y mucha gente se creyó que era posible un cambio profundo en su país. Por eso aumentó la participación en las comunidades afroamericana e hispana, que mayoritariamente optaron por Obama. EEUU es el país más rico del mundo y donde hay también más gente rica. Pero el reparto de esa riqueza es tremendamente injusto. No sé cuánta gente pobre hay, pero se cuenta por millones. Unos cincuenta son las personas que se dice que no tienen cobertura médica. Indicadores de bienestar como la esperanza de vida o la mortalidad infantil están por debajo de la que hay en los países europeo-occidentales. Un país pobre como es Cuba los tiene en su mismo nivel. El intento de Obama por sacar adelante una ley para crear una sanidad universal volvió a fracasar, como ya ocurrió en los años noventa con Bill Clinton. Los lobbys de las corporaciones de seguros y las farmacéuticas tienen demasiado poder e intereses. La mayor parte de quienes tienen un escaño en cualquiera de las dos cámaras legislativas depende de la financiación de las grandes empresas. Es una democracia secuestrada, si es que realmente lo es. Estoy seguro que mucha gente que ha votado a Obama ayer lo ha hecho para que no ganara Rommey. Es la expresión de lo más claro del neoliberalismo, del imperialismo, del racismo... Aun cuando sea a su vez la cara más amable de su partido. Ha querido dar una imagen lejana del tea party, pero su segundo era de esa corriente y en lo económico, de lo más extremo. EEUU es el corazón del modelo creado en los ochenta durante la presidencia de Ronald Reagan. El neoliberalismo y el imperialismo puros y duros, dentro, entonces, del contexto de guerra fría. Un modelo que, por lo que estamos viendo, Obama no va a cambiar. Mucha gente, sin embargo, ha optado por él para que no les vaya peor. Triste dilema.