La obra, escrita por Ignacio Andreu y dirigida por África Martínez Ferrín, ha sido para mí toda una sorpresa por magnífica. También, por la actuación excepcional de su único actor, el propio Ignacio Andreu. Y finalmente, por la puesta en escena, más que interesante, con guiño incluido a Vincent van Gogh y su El cuarto en Arlés. ¿Qué más se puede pedir?
Pero vayamos al grano. Estamos ante una comedia, pese a lo más que dramático del contenido. El actor se desdobla en dos personajes: Gregor Samsa -castellanizado como Gregorio-, protagonista de la novela La Metamorfosis, y su autor, Frank Kafka. Lo que al principio es una descripción de las rutinas diarias del agente comercial Gregorio, al poco se transforma en una disputa entre él y el novelista. Aflora así, primero, la angustia que va sintiendo Gregorio en su transformación en un insecto monstruoso. Y luego, trasladándose al cuento del propio Kafka Informe para una Academia, la frustración como mono de no poder convertirse en un humano.
Y en medio de todo eso, un humor intercalado, que ayuda a que nos planteemos una reflexión sobre la vida, sobre la deshumanización desde el trabajo simbólicamente esclavo, sobre la banalización de las relaciones entre personas, sobre la alienación, en fin, de nuestra existencia humana.
