Como era de esperar, en el PP han salido en tromba para criticar la polémica surgida ayer sobre el consumo de carne. Y más allá de la esperable apelación a eso de "quién eres tú para decirme lo que tengo que hacer" o de ser un episodio más del "gobierno socialcomunista", los argumentos que han dado ponen de manifiesto una ignorancia supina sobre la realidad.
Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con Pablo Casado, que, entre otras cosas (o sandeces), se ha referido al derecho a comer carne que tienen las personas con mayor vulnerabilidad alimentaria. Dicho así, podría considerarse que entre esas personas existen dificultades para acceder a la ingesta de proteínas y especialmente las de procedencia animal. Se trata de un argumento falso y falaz. Se sabe de la correlación existente, en mayor medida entre los grupos de edad más jóvenes, entre la obesidad y el consumo de alimentos con ingredientes animales que son de baja calidad nutritiva y tienen un exceso de grasas.
Por otro lado, en el PSOE y en alguna integrante del Gobierno de ese partido siguen sin enterarse de qué va la cosa, más allá de querer evitar las críticas procedentes de los sectores ganadero y cárnico. Así, la ministra de Sanidad se ha referido a la necesidad de hacer propuestas en positivo, como si lo dicho ayer por Alberto Garzón acerca de la dieta mediterránea no lo fuera. Mientras que la portavoz del Gobierno ha intentado echar balones fuera sobre la polémica surgida en el seno del propio órgano ejecutivo.
No han tenido en cuenta, sin embargo, las recomendaciones que sobre el consumo excesivo de carne han realizado organismos como la Organización Mundial de la Salud, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Fondo Mundial de Investigación contra el Cáncer, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición o la Fundación Española de la Nutrición. Como tampoco lo han hecho a las advertencias de los grupos ecologistas, que llevan muchos años poniendo el foco en el actual modelo de obtención de ese tipo de alimentos como uno de los causantes del efecto invernadero. Desde Greenpeace se ha tachado de irresponsable la alusión de Pedro Sánchez a lo del chuletón a punto". Y por parte de Ecologistas en Acción se ha señalado directamente a la ganadería industrial como el problema.
Lo que se pretende desde el ministerio de Consumo no es algo ajeno a lo que en su día firmaron el PSOE y Unidas Podemos en el acuerdo de gobierno. A lo largo de su texto hay varias e importantes alusiones a aspectos como la seguridad alimentaria, la lucha contra la comida basura, la sostenibilidad agroalimentaria o el desarrollo de hábitos saludables. Incluso hace un par de meses el propio presidente del Gobierno, durante la presentación de la estrategia España 2050, hizo referencia, entre otras propuestas, a la progresiva reducción del consumo de carne.
Pretender negar esas evidencias no es otra cosa que agravar la situación en sus vertientes de salud pública y de futuro del planeta. Si por parte de quienes tienen relación con el PSOE se ha hecho un ejercicio de irresponsabilidad, lo que corresponde a la dirigencia del PP supone una aberración más entre tantas.