jueves, 20 de febrero de 2020

Continúa el ataque a la memoria de las víctimas del franquismo por el gobierno municipal de Madrid

El gobierno municipal de Madrid, con el señor José Luis Martínez-Almeida al frente, decidió el pasado mes de noviembre modificar el memorial en construcción dedicado a las personas fusiladas al término de la Guerra Civil en las tapias del Cementerio del Este de Madrid, también conocido como de la Almudena. Para ello se retiraron las placas de mármol donde estaban inscritos los nombres de las 2.937 víctimas. 

Ahora ha dado un paso más y ha retirado las tres placas de bronce en las que debían quedar grabados unos versos de Miguel Hernández, unas palabras de Julia Conesa y el recordatorio de lo ocurrido.

Diseñado por la arquitecta Julia Chamorro y el escultor Fernando Sánchez Castillo, las obras empezaron en mayo de 2018, pero un año después, con la conformación del nuevo gobierno municipal del PP y Ciudadanos, con el apoyo de Vox, quedaron paralizadas desde el primer momento. Se trataba, dijeron, de "resignificar" el espacio para abrirlo a todas las víctimas "sin distinciones". 

En la primera de las placas iban a ir los últimos doce versos de la segunda parte del poema "El herido", perteneciente al libro El hombre acecha, que fue escrito por Hernández entre 1938 y 1939.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

En la segunda se contemplaba la inclusión de la frase más conocida que escribió Julia Conesa, una de las Trece Rosas, en la última de las cartas que envió a su familia antes de ser fusilada en agosto de 1939:

El pueblo de Madrid, en memoria y reconocimiento a las cerca de 3.000 personas ejecutadas e inhumadas en esta necrópolis entre abril de 1939 y febrero de 1944.
“Que mi nombre no se borre en la historia”.

Y en la tercera placa se pretendía dejar constancia de lo ocurrido cuando finalizó la guerra:

Finalizada la Guerra Civil, la dictadura del general Franco reprimió ferozmente a sus enemigos políticos. Consejos de guerra carentes de cualquier garantía procesal dieron lugar a numerosas ejecuciones por fusilamiento o garrote vil.

Vistas las cosas, las víctimas del bando republicano siguen con su castigo.