miércoles, 24 de septiembre de 2014

Gallardón, un actorazo

Alberto Ruiz Gallardón es un actorazo. Se ha dicho que su padre llegó a decir: "yo soy de derechas, pero el que lo es más es mi hijo". Casado con una hija de José Utrera Molina -ministro con Carrero Blanco y ejerciente de la memoria franquista-, fue en 1986 el sustituto de Jorge Verstringe al frente de la secretaría general de la entonces Alianza Popular cuando fue destituido por Manuel Fraga. Con el tiempo supo dar el pego al frente de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, presentándose como el "progre" del PP y atrayendo así votos del electorado centrista. Para ello tuvo el apoyo, eso sí, de los medios de comunicación de PRISA, cuando Jesús de Polanco los capitaneaba. Tuvo importantes diferencias con el aparato del PP madrileño, controlado por Esperanza Aguirre, hasta el punto que llegóa a hacer varios amagos de dimisión. No obstante, supo incluir en sus listas a Ana Botella, que ascendió al segundo puesto en 2011, sabedor ya de su pronto ascenso hacia la sala de reuniones de la Moncloa. En efecto, a finales de año se convirtió en ministro de Justicia, no sin antes haber hecho de Madrid el ayuntamiento más endeudado de España. Mariano Rajoy supo encomendarle, como al resto de componentes del gobierno, importantes tareas. Todas, con el marchamo de una marcha atrás generalizada. Vamos, de una contrarrevolución entre conservadora y neoliberal. 

¿Cuáles han sido lo logros de Gallardón? Veámoslos: la implantación de las tasas judiciales; la privatización de los registros civiles en favor de los registros mercantiles; recortes en la administración de justicia; la reforma del Consejo General del Poder Judicial con mayor presencia de los partidos políticos y en especial los dos mayoritarios; la reforma del Código Penal, criminalizando la protesta ciudadana y endureciendo algunas penas... Durante su comparecencia ante los medios de comunicación de ayer informó, además, que acababa de culminar el recurso ante el Tribunal Constitucional contra la ley catalana de consultas. Y, por supuesto, su proyecto de reforma de la ley del aborto -al que ha añadido un rimbombante "y de derechos de las mujeres". De esta manera, el "progre" de ayer pasaba a convertirse en un rancio reaccionario. 

El tema del aborto ha sido el motivo de su dimisión, toda vez que había cosechado no sólo la fuerte oposición de la mayoría de los grupos parlamentarios y de numerosas asociaciones de mujeres, sino la oposición de buena parte de la sociedad y hasta de algunos sectores y cabezas visibles de su partido. Gallardón pretendía limitar los derechos de las mujeres, sin respetar siguiera en su totalidad la ley de 1985. Los rumores de que el proyecto iba a ser retirado por Rajoy, ha acabado forzando su dimisión. La escenificación se hizo ayer mismo: a última hora de la mañana Rajoy anunció la retirada del proyecto de ley y a primera hora de la tarde Gallardón hizo pública su dimisión como ministro, diputado y dirigente de su partido. Y lo llevó a cabo en un escenario para ocasión, en medio de numerosos medios de comunicación y representando un papel estelar. Dijo que dimitía porque no ha sabido convencer a su partido y a la sociedad de las bonanzas de su proyecto. Elogió al gobierno del que ha formado parte. También, por supuesto, a quienes le han ayudado en el ministerio. Piropeó a los medios de comunicación. Y hasta pidió perdón a todo el mundo. Sólo le faltó llorar.

Resulta evidente que Rajoy ha sacrificado una torre. Como rey en el tablero de ajedrez es el principal responsable de toda la política llevada a cabo por el gobierno. Por ahora se ha salvado. Gallardón ha sabido estar a su altura de siempre, guardando la compostura. Entre las cosas que trasmitió ayer estuvo que ha sido siempre un triunfador. Aparentó irse sin resentimiento. Pero eso fue parte del guión. La procesión la lleva por dentro. ¡Y quién sabe!