lunes, 23 de julio de 2012

Quod natura non dat...

    

Es Miguel de Unamuno un personaje redundante en Salamanca. No lo digo en sentido negativo y sí en cuanto su larga presencia vital e intelectual, que ha hecho que hayan quedado unidos para la eternidad. En la nueva temporada estival de teatro en la calle he podido ver la pequeña y original obra Quod natura non dat, Salmantica non praestat, escrita y dirigida por Roberto García Encinas. Como únicos personajes, Unamuno –interpretado por su nieto Pablo de Unamuno- y Beatriz Galindo –encarnada por Elena Román. A través de un trasiego itinerante de escenarios en cinco rincones de la ciudad –frente a la que fue su casa, en la plaza de las Agustinas, junto a la iglesia de San Benito, sobre la escalinata de la Clerecía y bajo la fachada de la Universidad-, entablan un diálogo intertemporal a través del cual van desentrañando algunas de las claves de la historia de la ciudad y de la propia vida del que fuera rector de la Universidad. Un Unamuno en estado puro: reflexivo, crítico, escéptico, soberbio, contradictorio...; y una Beatriz Galindo, conocida como La Latina, verdadera rara avis, por el hecho de ser mujer en tiempos tan difíciles como el siglo XV.