viernes, 16 de agosto de 2024

Luis García Montero presenta en Zahara de los Atunes su poemario Almudena


Zahara de los Atunes acogió ayer un acto cultural de relieve: la presentación del poemario Almudena (Barcelona, Tusquets, 2024), de Luis García Montero, que nos honró y deleitó con su presencia. Estuvo organizado por la Entidad Local Menor, cuyo alcalde, Agustín Conejo, presentó al autor, contando, así mismo, con la colaboración de la cooperativa editorial Atrapasueños. El marco, el patio del Café El Portón, ayudó a que lo allí vivido se convirtiera para las personas presentes en unos momentos maravillosos.

Al principio, Luis García Montero hizo una disertación sobre la poesía y la literatura (no en vano es catedrático de Literatura Española), y su relación con la realidad social de quienes escriben y leen. Para ilustrarlo, se refirió  a esa frase sabia de Antonio Machado  que dice: "La libertad no consiste en decir lo que se piensa, sino en pensar lo que se dice". Luego habló de la presencia cuasi permanente en su obra de la memoria histórica, recordándonos situaciones y figuras muy presentes a lo largo de su vida, como  el asesinato de Federico García Lorca, la muerte en el exilio de Antonio Machado, la muerte en la cárcel de Miguel Hernández, el exilio y posterior regreso de Rafael Alberti y María Teresa León... Y, claro está, acabó centrándose en  su relación con Almudena Grandes, con quien compartió su vida a lo largo de tres décadas, transmitiéndonos reflexiones y anécdotas. Y entre estas últimas, la que vivieron en su primer viaje como pareja a Granada, con la visita, antes de llegar a la ciudad, al barranco de Víznar y en él a quienes fueron fusilados y enterrados anónimamente, García Lorca incluido.  

El libro es una muestra más de lo que ha sido su valiosa obra poética, nacida en su juventud, desarrollada sin cesar hasta nuestros días, y surcada de premios y reconocimientos. Una obra rica y extensa, que, en lo literario, va más allá de la poesía, y se expande hacia el ensayo y los artículos periodísticos. 

Almudena comienza con un Prólogo, "La inmortalidad, según ella", cuyo texto es obra de la escritora. Luego da paso a los poemas, tanto los que le escribió en vida como los que fueron surgiendo tras su muerte. Los primeros, reunidos en el apartado "Almudena". Y los segundos, en "Un año y tres meses", como forma de duelo y catarsis, y expresión, a la vez, de amor y dolor. El libro acaba con un Epílogo, donde se incluye el texto "Historia de un poema", de Luis Muñoz, y "A Luis (único poema)", de la propia Almudena Grandes.

Al final del acto Luis García Montero nos brindó con la lectura de tres poemas. He aquí dos de ellos:


La inmortalidad

Nunca he tenido dioses
y tampoco sentí la despiadada
voluntad de los héroes.
Durante mucho tiempo estuvo libre
la silla de mi juez
y no esperé juicio
en el que rendir cuentas de mis días.

Decidido a vivir, busqué la sombra
capaz de recogerme en los veranos
y la hoguera dispuesta
a llevarse el invierno por delante.
Pasé noches de guardia y de silencio,
no tuve prisa,
dejé cruzar la rueda de los años.
Estaba convencido
de que existir no tiene trascendencia,
porque la luz es siempre fugitiva
sobre la oscuridad,
un resplandor en medio del vacío.

Y de pronto en el bosque se encendieron los árboles
de las miradas insistentes,
el mar tuvo labios de arena
igual que las palabras dichas en un rincón,
el viento abrió sus manos
y los hoteles sus habitaciones.
Parecía la tierra más desnuda,
porque la noche fue,
como el vacío,
un resplandor oscuro en medio de la luz.

Entonces comprendí que la inmortalidad
puede cobrarse por adelantado.
Una inmortalidad que no reside
en plazas con estatua,
en nubes religiosas
o en la plastificada vanidad literaria,
llena de halagos homicidas
y murmullos de cóctel.
Es otra mi razón. Que no me lea
quien no haya visto nunca conmoverse la tierra
en medio de un abrazo.

La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque sólo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.

No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme. 


Los cuidados

Mirar con otros ojos 
las tallas de las camisetas. 
Escuchar con oídos diferentes 
los rumores del baño. 
Soportar las llamadas ajenas, los avisos, 
por no dejar el móvil en silencio. 
Vivir el suelo, vigilar un orden 
que evite las caídas y los sustos. 
Pensar en la comida 
sin ganas de comer, 
masticar la palabra nutrición, 
el miedo a la diarrea, 
los horizontes de la hemoglobina. 
La ropa sucia deja de oler mal 
porque ya se ha mezclado 
con todo lo que somos y sentimos. 
Son cosas de la vida, 
suburbios del presente, domicilios de amor 
que se habitan lo mismo que un recuerdo. 

Y nada quise más que tus cuidados.

Carlota O'Neill, romanzas en la Guerra Civil, una obra de teatro sobrecogedora


El Teatro Moderno de Chiclana sigue sorprendiéndonos en su programación cultural. Y el miércoles pasado lo hizo con la obra Carlota O'Neill, romanzas en la Guerra Civil. Representada por el grupo Sibila Teatro, la obra está dirigida por Ceres Machado, con guion suyo y de Salva Martos Cortés, si bien está basada en escritos de la  propia Carlota O'Neill.

Nacida en Madrid en 1905, creció en un ambiente familiar culto, cursando estudios universitarios y participando en la actividades del Lyceum Club, un foco cultural, progresista y feminista a la vez, que surgió a mediados de la década de los 20. Empezó a escribir con 20 años, primero mediante novelas, para luego pasar  a otros géneros, como el teatro o la poesía. Se casó con el militar Virgilio Leret, cuya fidelidad con la República lo llevó a la muerte en Melilla, precisamente  en el primer momento del golpe militar, que se había iniciado en esa misma ciudad africana. Ella, por su parte, fue recluida en la cárcel, donde permaneció hasta 1940, perdiendo la custodia de sus hijas, a las que consiguió recuperar en 1941. Se vio obligada a escribir bajo pseudónimo, tomando finalmente la decisión  de exiliarse en 1949, alternando su residencia entre Venezuela y México. Falleció en Caracas en 2000.

En la obra representada cobra especial relieve Romanza de las rejas, una obra que se publicó en 1977. Escrita en forma de prosa poética, expresa lo vivido, y sufrido, durante su estancia en el cárcel melillense. Uno de sus poemas reza así:

Entre este pórtico y la romanza de las rejas, hay un puente. Lo pisé en Melilla siendo una chamaca.
El primer año, solo quise morir; incrustarme en aquellas mismas piedras rezumantes de morbo. La muerte se hizo sorda.
El segundo año quise vivir, salir, abrazar, así, con fuerza, con todas mis fuerzas, con mi sangre, a mis dos pequeñas cachorrillas que seguían enronqueciendo llamándome.
El tercer año, después del consejo de guerra, fui condenada.
El cuarto año me adapté a la cárcel. Alguien me llevó libros. Recuperé mi herencia. Leí.
En el quinto año… ¿cómo fue? Sí. Un día sentí deseos de escribir. Había publicado dos novelas, de niña prodigio; artículos de prensa de Madrid y Barcelona. Era escritora, también por herencia. Lo iba  a ser, por necesidad. 

En la puesta en escena de la obra de teatro puede disfrutarse de una fusión entre la poesía, la música y la danza, desde las que podemos percibir la belleza que desprenden. Pero también, contradictoriamente, esa sensación sobrecogedora de la crueldad que se transmite a través de las vivencias sufridas por la protagonista y sus compañeras de infortunio. 

viernes, 9 de agosto de 2024

El capitalismo no existe. Necroteología del mercado, un libro provocador de Juan Ponte


Conil fue ayer el escenario de un acto político-cultural de envergadura: la presentación del libro
El capitalismo no existe. Necroteología del mercado (Gijón, Trea, 2024), obra del asturiano Juan Ponte. He dicho añadido lo de político, porque lo cultural, y en este caso también por el carácter económico del libro, lo es. Y lo he calificado de envergadura, porque el contenido, así como la exposición llevada a cabo por su autor, lo merecen. Y, además, porque previamente intervino Antonio Maíllo, coordinador federal de IU, que puso de manifiesto su capacidad de análisis y su vasta cultura, aderezadas por su buen hacer en lo didáctico. ¿Qué más se puede decir? El marco, claro, La Chanca de Conil, ese espacio cultural recuperado por el Ayuntamiento durante el gobierno de IU (1995-2023), con los imponentes murales de Adrián Torres dedicados a los almadraberos conileños, que envuelven a quienes se acercan por allí.

El título del libro, como lo que se lee en sus adentros, son un acto de provocación, como reconoció el autor. Porque se busca desentrañar las falsedades de una realidad que nos la presentan/venden de una manera diferente a lo que es. Por ejemplo: se dice lo de capitalismo y libre mercado, sí, cuando no es otra cosa que una falsedad, porque de libre no hay nada. ¿Libre competencia, con las grandes corporaciones económico-financieras mundiales absorbiendo todo lo que le rodea y limitando, cuando no impidiendo, la competencia? Otro ejemplo, a modo de recordatorio: el capitalismo, desde su origen, se fundó desde la expoliación de los recursos naturales ajenos y la explotación humana más extrema (esclavitud, trabajo infantil, trabajo asalariado agotador...). ¿Y en la actualidad? ¿Nos suena algo que todavía se siguen dando? ¿Nuestros productos de consumo baratos de dónde vienen? ¿Y esa búsqueda de recursos -llámense petróleo, gas, minerales raros...-, acaso no está en la base de esos saqueos, guerras o golpes de estado que vemos por los telediarios? Y Juan Ponte dio una advertencia: la ecuación capitalismo y democracia es un oxímoron. Y lo es porque, dependiendo de cada momento, sus ideólogos han defendido, ante todo, el interés particular de una minoría frente al interés general. Defienden la libertad, pero sólo para explotar, depredar, enriquecerse... ¿El voto? Cuando hay que restringirlo o eliminarlo, se hace. ¿La libertad de expresión? Cuando hay que conculcarla o, controlando los medios de comunicación, apropiársela, pues también se hace. ¿Los derechos sociales? Son demasiado costosos, lo que dificulta la acumulación de los beneficios. Ojo, por tanto, con el fascismo de nuevo cuño. El de los Trump, Bolsonaro, Milei, Meloni, Le Pen...  

Fue un acto bonito en un ambiente agradable. Allí fui, desde Barbate, con Antonio, José y Diego. Adquirí el libro, que me firmó su autor. Hablé con mucha gente, conocida de tantas cosas y tantos años. Y no faltó hacerlo con el propio Antonio Maíllo, que estuvo acompañado de Agustín. Le recordé lo de un día del año 1996 (¿o fue en 1997?) en Sanlúcar de Barrameda, siendo él coordinador local de IU, cuando me acerqué con miembros de la comisión provincial de Educación. Tiempo ha. ¡Salud, Antonio!  

miércoles, 7 de agosto de 2024

La vida cotidiana durante el franquismo en Andalucía Oriental, de Antonio Rueda y Gilabert Jiménez, un interesante trabajo de historia oral


Hace unos días me llegó el libro La vida cotidiana durante el franquismo en Andalucía Oriental. Religiosidad, sexualidad y noviazgo a través de las fuentes orales (ARMH Alcalá la Real, 2024), cuyos autores son  Antonio Jesús Ibáñez Rueda y Alejandro Gilabert Jiménez. A este último le debo el envío y la dedicatoria del libro, por lo que no puedo por menos que agradecérselo. 

Se trata de una obra común de dos jóvenes historiadores, fruto de sus respectivos  trabajos de investigación de un máster impartido por la Universidad de Granada. La obra está basada en un trabajo de campo llevado a cabo a través de fuentes orales y cuyo resultado final aporta una información de sumo interés sobre  dos marcos geográficos, preferentemente rurales, pero no en exclusiva, de las provincias de Granada (capital, Alpujarras y la Vega) y Jaén (la Sierra Sur, con cabecera en Alcalá la Real). Su contenido se ha contrastado con otras investigaciones llevadas a cabo sobre los temas que se indican en el título en el contexto histórico del régimen franquista, pero en este caso con la especificidad de dos marcos propios y con rasgos que pueden ser considerados singulares. 

Las muestras orales recogidas reflejan el ambiente opresivo  vivido por la población, el doble peso de la tradición y de las instituciones del nacionalcatolicismo (Falange e Iglesia), su aceptación resignada por la mayoritaria y, en cierta medida, las diversas formas de intentar transgredir, entre lo consciente y lo inconsciente,  los límites impuestos. De entrada, nada nuevo de lo que podíamos imaginar, después de la losa de cuatro décadas de regresión tras el paréntesis de libertad que supusieron los breves años de la Segunda República, pero, tras una lectura atenta, con importantes detalles que no pasan desapercibidos y que nos permite conocer mejor los vivido por sus protagonistas.  

La primera parte, obra de Ibáñez Rueda, está orientada en lo relativo a la religiosidad y, más concretamente, la de carácter popular. Se percibe la pugna existente entre los intentos del régimen por recuperar el poder sobre los valores y prácticas religiosas perdidas, al menos parcialmente, tras el paréntesis republicano y el interés por recatolizar a los sectores de población  que se fueron alejando de dichos valores y prácticas. Una tensión, en gran medida inconsciente, pero real, en la que el peso de la tradición, menos encorsetada en cuanto a las formas,  se dejó sentir frente al rigor que se intentaba imponer desde las autoridades políticas y religiosas. Festividades (Semana Santa, romerías y fiestas locales/patronales), prácticas cuasi heréticas (como la santería), creencias no religiosas ancestrales (mal de ojo, la suerte...) o comportamientos entre iconoclastas e irreverentes fueron manifestaciones en los que se dio esa pugna.   

La segunda parte, obra de Gilabert Jiménez, está centrada en las relaciones sexoafectivas. Pese a lo que puede ser considerado como de uniformidad en el conjunto de experiencias vividas por las personas entrevistadas, se pueden constatar aspectos diferenciales. En lo referente al ámbito territorial, los derivados del contraste  entre el medio rural y el medio urbano, en especial de quienes vivieron el proceso migratorio hacia Barcelona; o entre los núcleos poblacionales más compactos y los de las cortijadas, donde el aislamiento de la gente condicionaba sobremanera. Y en cuanto al género, resulta evidente la doble moralidad existente desde todos los ámbitos (familiar, social, religioso...) según se fuera mujer, más exigente , o varón, más laxa.   

Después de la lectura, felicito a los autores del libro y animarlos para que prosigan en su empeño de aportar con sus investigaciones la información necesaria para conocer el pasado. En este caso, el del nefasto periodo que sufrimos durante cuarenta años, que impidió que la población española pudiera desarrollar las perspectivas de libertad que se abrieron en 1931.