martes, 4 de junio de 2019

El Tribunal Supremo, a lo suyo con lo de la tumba del dictador

El Tribunal Supremo ha paralizado cautelarmente la exhumación de Francisco Franco. La familia del dictador ha ganado tiempo. Ahora hay que esperar a la decisión que tome el mismo tribunal, que será en menos, si no en más tiempo. Y luego, si la cosa no gusta a la familia, recurrirá al Tribunal Constitucional. No digo que el caso pueda seguir ad eternum, pero suena a cachondeo. A lo que hay que añadir un error que resulta negligente: en el razonamiento del auto se dice que Franco fue jefe del estado desde el 1 de octubre de 1936. Lo que equivale a validar el golpe de estado de meses antes y, claro está, a deslegitimar a quien entonces era el verdadero jefe del estado: Manuel Azaña, presidente de la República. El Valle de los Caídos y el dictador enterrado en su basílica se siguen manteniendo como símbolos de una época. La más negra de la contemporaneidad. Y mientras tanto, las cunetas llenas de cadáveres anónimos. El dictador, en su trono mortuorio. Buena parte de sus víctimas, enterradas vilmente. El gobierno, temeroso. Y el Tribunal Supremo, a lo suyo y peor.