domingo, 5 de octubre de 2014

La cara dura de Mónica Oriol

Si se indaga por la red acerca de su biografía, llama la atención que se quiere destacar en ella la de una mujer emprendedora, capaz de compatibilizar el ser madre de seis criaturas y empresaria de éxito. Se dice de ella que con 21 años ya tenía tres hijos y que sus primeros estudios universitarios los hizo a distancia. Una mujer precoz en la maternidad y con un espíritu de superación digno de elogio. Luego vendrían más estudios, más descendencia y el paso al mundo de la empresa, hasta ser la cabeza de una dedicada a la seguridad que factura millones de euros anuales y tiene alrededor de tres mil personas contratadas. 

Con ese currículo dio el salto a la presidencia del Círculo de Empresarios, que alcanzó en 2012, y desde donde ha empezado a pontificar, dentro de los cánones de la santa madre iglesia neoliberal, con unas frases de marras que han escandalizado hasta a quienes están en su órbita mundana. Ya en abril sacó lo de que había muchos jóvenes que "no tienen formación y no saben hacer nada", por lo que pedía la rebaja del salario mínimo. Las críticas le llovieron de muchos y diferentes lados, hasta el punto que tuvo rectificar, primero, con lo de mala interpretación de sus palabras, y luego, pidiendo disculpas. Dos recursos muy manidos en estos tiempos: el de "yo no dicho o hecho nada malo", y el cristiano del perdón. Cuando parecía que la cosa se había calmado, el otro día volvió a sacar otras de sus frases, esta vez con las mujeres de por medio. Para ella la contratación de mujeres en edad fértil resulta onerosa para las empresas, por lo que ella lo haría sólo con las menores de 25 años y las mayores de 45.

Dicho todo esto, conviene relativizar el éxito personal del que hace gala esta señora. Como miembro de una familia conocida y poderosa de la rancia oligarquía española ya ha tenido un punto de partida más que ventajoso. Su maternidad temprana no fue la de una jovencita loca, sino producto de un matrimonio acorde con su condición que la llevó además a Londres. Allí crió a sus vástagos y estudió, pero con la ayuda correspondiente de al menos una chacha a su servicio. Después su éxito empresarial ha estado ligado a sustanciosas concesiones administrativas, de las que tanto se beneficia el empresariado en este país, aunque luego despotrique contra lo público. A su cargo han estado protegidas numerosas personas en el País Vasco que al decir de la policía estaban amenazadas por ETA. Luego, cuando el negocio decayó por el fin de la lucha armada, se ha expandido por otros ámbitos de la seguridad, como el de las prisiones e incluso la organización de eventos, uno de los cuales fue el del dramático caso del Madrid-Arena de hace dos años.

Me he referido en el titular a la cara dura de Mónica Oriol y no creo que exagere.