viernes, 27 de abril de 2012

Una primera lectura de las elecciones presidenciales en Francia (2)

La lucha por conseguir votos en al segunda vuelta va a tener para Nicolas Sarkozy como principal objetivo normalizar la orientación del voto dentro de los bloques políticos de izquierda y de derecha. Mientras que el electorado de la izquierda parece ser más estable a la hora de decantarse por François Hollande, salvo una parte que se decantará por la abstención, Sarkozy ha de realizar un esfuerzo con el fin de poder recoger la parte del electorado de la derecha que antes del domingo se había manifestado contrario a votarle, bien dirigiéndose a Hollande o bien absteniéndose.

Teniendo en cuenta que los resultados el domingo han alterado en parte las previsiones de los sondeos -en favor de Sarkozy y en detrimento de Hollande-, el esfuerzo de los dos candidatos, como se está viendo, está siendo considerable. De partida, lo normal es que haya una tendencia a que se normalice el voto en cada bloque político. Lo que está por ver es el grado que alcance es normalización.

En esta batalla va a resultar crucial la disputa del voto del electorado de François Bayrou y de Marine Le Pen. El candidato centrista es el más europeísta de todos, pero está alejado de Sarkozy por la forma de gobernar de éste y por el mensaje más que ambiguo mostrado durante la campaña, con veleidades propias de la extrema derecha, como la xenofobia y el antieuropeísmo. El electorado centrista es políticamente moderado, con una composición social de los estratos más elevados de las clases medias y preferentemente ilustrados (1),  alejados de las estridencias de un extremo u otro. Si el domingo una parte de ese electorado acabó yéndose hacia Sarkozy, seguramente por su identificación con el neoliberalismo extremo, está por ver cuánto se puede ir en la segunda vuelta, siempre en la medida que Sarkozy se aproxime más o menos al electorado de extrema derecha. Por ahora las cosas no parecen ir bien para Sarkozy. Si los sondeos anteriores al domingo apuntaban una distribución por igual entre los dos candidatos y la abstención, uno más reciente de VSD et LCP (2) refleja un ligero decantamiento por Hollande (41%) frente a Sarkozy (36%). En todo caso, según Opinion Way (3) el 72% del electorado de Bayrou se opone a una alianza de la UMP de Sarkozy y el FN de Le Pen, lo cual ilustra lo que estamos diciendo.

Los votos de Le Pen van a ser los más importantes, por no decir decisivos. En primer lugar porque son más que los de Bayrou. Pero también por sus rasgos. Uno, el ideológico, es más homogéneo, con el nacionalismo extremo como su argamasa. El otro es la composición social. A grandes rasgos el voto a Le Pen se ha nutrido más de varones que de mujeres, de las edades maduras y de los sectores sociales ligados a la pequeña propiedad, la clase obrera y los pensionistas (4). Resulta evidente que por su naturaleza en estos grupos hay cierta heterogeneidad (propiedad versus trabajo asalariado), pero también proximidad por la posición que ocupan en la jerarquía social. Entre los distintos candidatos Le Pen ha sido la que más votos ha obtenido en la clase obrera, llegando casi a la tercera parte. Se trataría en este caso de los sectores más castigados con la crisis y, por lo tanto, más fácil de ganar, en su desesperación, con mensajes demagógicos de carácter xenófobo y nacionalista. En esto último es donde coinciden  buena parte de los electorados de la UMP de Sarkozy y el FN de Le Pen, que se han manifestado mayoritariamente por un acuerdo entre los dos grupos: en el primero, un 64%; y en el segundo, un 54% (5). Su antieuropeísmo resulta evidente, lo que le aleja de los mensajes que pueda lanzar Sarkozy en defensa de la Unión Europea o, por el contrario, le acerca cuando se muestra crítico con determinados aspectos de la UE, como ocurre con el acuerdo de Schengen.

Lo que no debe llevar a engaño es que en Francia ha habido un cambio de signo en el voto hacia la izquierda. Sí ha habido un recorte de las diferencias que se dieron en las presidenciales de hace cinco años, cuando los candidatos de la derecha y el centro superaron en la primera vuelta el 60% de los sufragios y Sarkozy derrotó en el ballotage a la candidata del PSF, Ségolène Royal, por una diferencia de 6 puntos. Los apoyos que pueden aupar a la victoria a Hollande provendrían del centro neoliberal y de la extrema derecha xenófoba. Unas frutas duras de pelar.


Notas

(1) “Análisis de la intención del voto”, El País, 23 de abril de 2012, cuyos datos se han extraído de una encuesta de IFOP hecha entre el 12 y el 14 de abril.
(2) Le Monde, 27 de abril de 2012.
(3) Le Monde, 24 de abril de 2012.
(4) “Análisis de la intención del voto”, El País, 23 de abril de 2012
(5) Le Monde, 24-04-2012.