Siempre he vivido rodeado de libros.
Formaron parte de mi paisaje diario,
situados entre las estanterías del despacho familiar.
Libros del pasado y del momento,
que iban y venían,
y que poco a poco íbamos leyendo.
Sigo viviendo entre libros.
Son como árboles de papel
que están llenos de vida,
ricos en contenido y en matices.
Siento gusto por ese paisaje,
me deleito en su contemplación
y, a la vez, en la lectura.
Lo heredé -lo heredamos- de mi padre.
Bonita herencia.
Cultura pura.
(2010/2025)