jueves, 27 de abril de 2023

El Heracles/Hércules del Museo Arqueológico de Nápoles


El Museo Arqueológico de Nápoles ha sido la primera de las visitas que hemos hecho en el reciente viaje a esa ciudad italiana y sus alrededores -con AGAJUDO: ¡qué gran familia!-. Allí me topé con varias obras conocidas y otras tantas que me dejaron, una vez más, sorprendido. 
 
Conocemos buena parte de las esculturas de la Grecia Antigua gracias a las copias posteriores que se hicieron, sobre todo durante la época de la dominación romana. Es lo que ocurre, por ejemplo, con el "Heracles" (el Hércules romano ) de Lisipo, realizada en bronce durante la segunda mitad del siglo -IV, varias de cuyas reproducciones se reparten por diferentes museos. 

Una de ellas, hecha en mármol, se encuentra en el Museo Arqueológico napolitano, siendo conocida con el apelativo de "Hércules Farnesio", dado que desde mediados del siglo XVI formó parte de la colección de esa famosa familia romana de los Farnesio. La copia, según se dice, es obra del escultor ateniense Glykon y fue realizada en el siglo II. Su suerte, como la de tantas obras, acabó siendo la desaparición, cuando no la destrucción. Siglos después, a medidos del XVI, lo que se encontró -se fue encontrando, en realidad- entre las ruinas de Roma, fueron sus diferentes partes: cuerpo, cabeza y piernas. La obra fue sometida a la intervención de un discípulo de Miguel Ángel, Guglielmo della Porta, quien le añadió la mano y el antebrazo izquierdos perdidos, e incluso, provisionalmente, las piernas, hasta que fueron recuperadas las originales. Tras diversos avatares, la escultura acabó recalando en Nápoles, después que Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V y madre de Carlos III, decidiera trasladar el  tesoro familiar de obras clásicas desde Roma hasta la ciudad meridional italiana. 

El Heracles/Hércules que concibió Lisipo guarda los atributos propios de un personaje dotado de una fuerza descomunal, pero está, en cierta medida, alejado de la delicadeza con la que trató otras obras, como el "Apoxiomeno", "Agias" o la "Venus de Capua". Pese a ser hijo de Zeus e inmortal, Lisipo quiso que el mito pareciera un ser humano, por lo que, lejos de disimularla, resaltó la masa muscular que lo hacía invencible.

La figura mítica de Heracles/Hércules se encuentra entre las más conocidas de la Antigüedad clásica y tiene un hueco en las leyendas que hacen de la península Ibérica y, más concretamente, Andalucía, uno de los lugares preferidos. Hace unos meses, tras el viaje que hicimos a Grecia -también con AGAJUDO-, le dediqué una entrada, aprovechando la vista al Museo de Olimpia, en una de cuyas obras aparecía nuestro personaje: "La metopa del templo de Zeus en Olimpia dedicada al Jardín de las Hespérides"

Y para no irnos muy lejos, Sevilla le tiene reservado un lugar: la Alameda de Hércules. En su entrada se encuentran dos columnas, estando en la de la izquierda la del héroe greco-romano. En este caso, obra de Diego Pesquera, que a finales del siglo XVI se inspiró, para rendirle homenaje, en la escultura hallada años antes entre las ruinas de Roma.