viernes, 24 de julio de 2020

Cuatro estampas y tres poemas del verano de 1979

Mi verano de 1979 fue bastante movido. Había acabado el curso y emprendí un viaje en autobús rumbo a Barcelona con el fin de buscar un trabajo en la hostelería. Estuve en Calella y Arenys de Mar, pero no dio resultado. Como tenía un amigo trabajando en El Vendrell, en Tarragona, me fui en su busca y di con la pensión donde pernoctaba. Le dejé una nota, pero un error de un empleado me hizo creer que allí no paraba. Decidí volver a Salamanca, no sin antes aprovechar la llegada de la noche para visitar en Barcelona el Museo Picasso o ver dos películas: El regreso, de Hal Ashby, y La caza, de Michael Cimino. De esta última, además, se me ha quedado grabada como imperecedera la pieza principal se su banda sonora, esa "Cavatina" genialmente interpretada por John Williams. 

Ya en casa, Jose me convenció para viajar a la Seo de Urgell, desde donde cada día se trasladaba a Andorra la Viella, junto a Espe y su amiga Merche,  para trabajar en los grandes almacenes de la ciudad, los famosos Pyrenées. No me lo pensé dos veces y me puse de nuevo en camino. En Lleida conocí a un jornalero andaluz, afiliado al SOC, que iba recoger fruta y juntos hicimos parte del viaje que me llevó a la Seo. Fue en el parque de la  ciudad donde había quedado con mi hermano, que me encontró durmiendo, vencido por una noche entera sin haber dormido. En Andorra me tuve que hacer una foto, que aún conservo, y, cada vez que veo, pienso en la impresión que debía causar sin afeitar y despeinado. La cosa resultó desesperante, porque cada día me encontraba con un "si no hay permiso de la policía, no hay contrato" y con otro "si no hay contrato, no hay permiso de la policía". 

Derrotado, regresé de nuevo a casa. Allí estaba Jorge, deseoso de la complicidad de mi compañía y en busca de sus aventuras. Un día asistimos al festival que se había organizado en el Pabellón de Deportes con motivo del triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua. Fue bonito, por emotivo, y se hizo con una cinta con canciones de Carlos Mejía Godoy. Entre ellas estaba el poema que Tomás Borge dedicó a Carlos Fonseca, cuyos versos aún recuerdo:"Poseídas por el dios de la furia / y el demonio de la ternura, salen de la cárcel mis palabras / hacia  la lluvia. / Y sediento de luz te nombro, hermano, / en las horas de aislamiento. / Vienes derribando los muros de la noche, / nítido inmenso.

Luego me desplacé a Miraflores de los Ángeles, en la sierra madrileña de Guadarrama, donde Seve, me invitó a pasar unos días con él, África y la pequeña Diana. Allí estuvimos, viajando por distintos lugares de la sierra, intentando abrir el suelo con un pico para un huerto imposible y observando por la noche el cielo estrellado. Y como música de fondo, escuchando a Pablo Milanés y la novedad que suponía el rock andaluz con Alameda, su disco homónimo y esa canción que empezaba  con "La luna se levanta tiento a tiento, / suenan sones, palmas y quejas, / un manto de cristal al firmamento, / ¡ay!, susurros que la noche deja".  

De esas semanas conservo muchos recuerdos. Y también, varios poemas y hasta algunos dibujos míos. Son humildes muestras de lo que vi y sentí.        
    

Mar

Desde aquí te veo, 
mar,
y casi me tocas con tus olas,
olas de fuerza y espuma,
olas de genio y bravura,
como si estuvieras enfadada
-no sé por qué-.
Cuando te vi de niño,
apenas me sorprendí,
pero hoy,
bajo el sol y con la brisa que me acaricia,
me tienes inquieto.

(Arenys de Mar, 12-07-1979).


Lejos de mi tierra

Llegué lejano,
al lugar de las montañas
y la hierba verde.
Llegué lejano,
sudoroso,
cansado 
y expectante de lo que ha de venir.
Llegué lejano,
cerca de una mayor lejanía
y sin pensar en el viaje de vuelta,
en lo que habré de obtener cada día,
en lo que ahora no pasa de ser un sueño.
Llegué lejano,
aquí,
y, sentado junto al agua que corre tímida,
espero lo que ha de venir.

(Seo de Urgel, 28-07-1979).


Nicaragua

Años de sangre y lucha,
de muerte y dolor,
de lágrimas y sacrificio.
Pero ya pasó el tiempo del pasado
y hoy,
cuando se inicia el porvenir,
podemos hacer un homenaje a los caídos
y celebrar el triunfo de la esperanza.
Nicaragua, la victoria.

(Dedicado a la lucha de un pueblo heroico que, conducido por el FSLN, logró asentar una derrota a la dictadura y el imperialismo yanqui).


(Salamanca, 5-08-1979).