viernes, 24 de marzo de 2017

Mª Luisa Cobos, una anarquista jerezana

Artículo publicado en la revista Hespérides, n. 12, abril 2010, pp. 49-54.  


Una breve biografía[1]

Mª Luisa Cobos nació en Jerez de la Frontera el 30 de septiembre de 1909. Con ese nombre y apellido firmaba sus cartas y sus artículos, al menos entre 1935 y 1936. En su partida de nacimiento, sin embargo, aparece como Ignacia Cobo Peña, de ahí que su nombre siga generando confusión en algunas publicaciones, sin que se sepa  el porqué del cambio en el nombre y apellido. La primera etapa de la vida la pasó en una vivienda de la calle San Luis, sin saber a qué se dedicaban su padre y su madre, aunque tuvo que empezar a trabajar desde una edad temprana, primero como sirvienta y después, en el mercado. En este contexto entró en contacto con el movimiento libertario, de manera que en 1931 ya estaba afiliada a la CNT.

Su militancia sindical fue muy activa hacia 1933 y 1934, como lo demuestra el hecho de que participara en los acontecimientos más relevantes impulsados por el movimiento libertario. Uno fue la insurrección de enero de 1933, la misma que dio lugar a los conocidos sucesos de Casas Viejas. Por esa razón fue detenida y encarcelada durante un tiempo. Tras su puesta en libertad participó en unos incidentes provocados por un desahucio, aunque en esta ocasión no fue condenada. También jugó un papel activo en el boicot de las elecciones de noviembre de ese año. Y no faltó su participación en la huelga general de Jerez en septiembre de 1934, lo que la llevó al destierro a la capital de la provincia. Todo esto y su relación con dos dirigentes de la FAI de Jerez nos indican el entorno en el que actuó dentro del movimiento anarquista.  

Lo que ha hecho de Mª Luisa Cobos ser una mujer más conocida fue, sin embargo, su empeño en dar valor al papel de las mujeres en la lucha revolucionaria desde una perspectiva que hoy denominaríamos feminista. Fue una labor que tuvo varios componentes, sucesivos, desde su propia experiencia vital. Ya entre 1933 y 1934 había creado un grupo mixto, integrado fundamentalmente por trabajadoras de la confección y el servicio doméstico. Su fracaso estuvo relacionado con el destierro sufrido tras la huelga de septiembre, pero sin que faltara la actitud negativa que jugaron los varones[2]. Lo siguiente fue la formación de un sindicato exclusivo de mujeres. Esta idea la llevaría seguramente a buscar una base ideológica desde la que basar su posición. Así se puede entender su artículo “A la mujer, no; a vosotros, proletarios”, publicado en el periódico cenetista Solidaridad Obrera en septiembre u octubre de 1935[3]. Teniendo en cuenta que en ese periódico y otras publicaciones libertarias, como Tierra y Libertad, se estaba dando un interesante debate en torno al papel que debían jugar las mujeres dentro del movimiento, el que participara Mª Luisa Cobos es un signo de las preocupaciones que tenía. Es así como entró en contacto con el núcleo fundador de la revista Mujeres Libres, en especial con Lucía Sánchez Saornil, con quien mantuvo una rica comunicación epistolar. Mientras se convirtió en la “corresponsala” de la revista, realizando una importante labor de propaganda y venta de ejemplares por distintas localidades gaditanas[4], continuó con su tarea sindical, desarrollando actividades que iban desde la organización de clases de alfabetización hasta campañas contra costumbres tradicionales[5].

Fruto de este empeño fue la creación en abril de 1936 del Sindicato Emancipación Femenina, que se integró en la CNT. El golpe de estado de julio y la guerra cortaron de cuajo la experiencia, que conllevó la represión de un buen número de sus componentes. Mª Luisa pudo evitarlo[6], pero se vio a un recorrido por distintas localidades, como fueron Ronda, Madrid o Tarancón, hasta su salida de España por La Junquera en enero de 1939. Como mujer activa,  en Ronda participó en la resistencia, formó una agrupación de Mujeres Libres, creó un sindicato de costureras y estuvo en la colectivización de un taller. En Tarancón fundó otra agrupación de Mujeres Libres[7]. En los primeros momentos del exilio en Francia logró evitar el control de las autoridades francesas, pero pronto se vio recluida en un refugio para mujeres en Besançon y desde principios de 1941, ya con su compañero Juan Pedro González, en el campo de Argelés-sur-Mer. Los temores derivados de la ocupación francesa por Alemania llevaron a la pareja a buscar como mal menor su regreso a España. Mientras él fue detenido enseguida, Mª Luisa pasó desapercibida en Barcelona durante dos años, al cabo de los cuales, tras una delación de su patrono, se vio sometida a varias detenciones intermitentes, por lo que acabó huyendo a Madrid, donde finalmente fue detenida y conducida  a su Jerez natal. Después de un largo proceso judicial, en enero de 1945 fue condenada a seis años de prisión por el delito de auxilio a la rebelión.

No debió de cumplir toda la condena, en parte porque le habían contado los casi dos años que estuvo detenida desde 1943. Existe una información[8] acerca de que siguió siendo militante anarquista, razón por la que fue detenida de nuevo en junio de 1948 junto con alrededor de sesenta militantes más. Internada en la prisión madrileña de Ventas, fue juzgada en septiembre de 1949. También sabemos que siguió viviendo en Jerez hasta su muerte en 1973, la misma ciudad donde nació y fue escenario de buena parte de su aportaciones a la lucha por la liberación social y de las mujeres trabajadoras. El empeño de Mª José Ruiz Piñero[9] por recuperar su memoria ha sido encomiable, mientras sigue trabajando en una biografía suya. El trabajo de José Luis Gutiérrez Molina traza una biografía documentada hasta el año 1945[10]. Hoy Mª Luisa Cobos tiene una calle en Jerez de la Frontera, lo que en parte supone una forma de reconocerla. 

La revista Mujeres Libres[11]

En 1 de mayo de 1936 salió a la calle el primer número de la revista Mujeres Libres. La idea inicial provenía de la periodista anarquista Lucía Sánchez Saornil, quien en las páginas de Solidaridad Obrera había mantenido un interesante debate sobre el papel de las mujeres en el movimiento libertario, exponiendo de esa manera las líneas generales de sus planteamientos, basados en una síntesis del anarquismo y la defensa de la autonomía organizativa de las mujeres. Así mismo, anunció la creación de una revista propia que reflejara esas concepciones, desechando para ello el ofrecimiento que el director del periódico, Mariano Vázquez, le había hecho para encargarse de una página para la mujer. Lucía Sánchez Saornil contó con el apoyo de dos mujeres relevantes del movimiento libertario, como fueron Mercedes Comaposada y Amparo Poch y Gascón. En total fueron trece los números que salieron de la revista hasta 1938, de los que sólo los tres primeros se editaron antes de la guerra.

Además de la revista el proyecto consistía en crear una organización de mujeres, a la que acabaron poniendo el mismo nombre. Durante la guerra Mujeres Libres consiguió estar presentes en la mayoría de las provincias de la España republicana, constituyéndose en una federación nacional tras el congreso fundacional que celebraron en Valencia en agosto de 1937. Si en los primeros momentos llegaron a participar como milicianas, posteriormente desarrollaron  labores en la retaguardia según las necesidades de cada momento y lugar, siempre fomentando la incorporación de las mujeres a la esfera pública y el trabajo extradoméstico. En educación y cultura publicaron, además de la revista, folletos y libros; y crearon el Casal de la Dona Treballadora en Barcelona, institutos en Madrid y Valencia, y numerosas escuelas de alfabetización y formación elemental. En el mundo de la sanidad hicieron campañas sobre la higiene, la sexualidad responsable, contra la prostitución, etc.

Influida por la teoría de la diferenciación, Lucía Sánchez Saornil rechazó, no obstante, todo aquello que supusiera la reproducción de roles discriminatorios. Su interpretación emancipadora de esa teoría la llevó a  considerar la marginación de la mujer como una construcción social desarrollada en la historia. Por eso propuso desterrar los errores negativos de los varones, como eran el “exceso de audacia, de rudeza, de inflexibilidad”, e incorporar los valores positivos de las mujeres: “La ausencia de la mujer en la Historia ha acarreado la falta de comprensión, de ponderación y afectividad, que son sus virtudes”[12].

Mujeres Libres intentó ser reconocida como la cuarta rama del movimiento libertario, lo que no consiguió, pese a los esfuerzos desplegados y  la ayuda de algunos dirigentes de la CNT e incluso de mujeres de prestigio internacional, como Emma Goldman. Ese rechazo, formalizado en octubre de 1938, fue una clara muestra de la incomprensión que tuvo entre buena parte de la militancia libertaria.

Mª Luisa Cobos, como “corresponsala”[13]

Las fundadoras de la revista Mujeres Libres hicieron en los primeros momentos un gran esfuerzo por contactar con mujeres de diversos lugares para recabar apoyos. Aunque aceptaron la colaboración masculina en todo lo que era la intendencia, rechazaron explícitamente sus artículos por considerar, entre otras razones, que “sabemos por experiencia que los hombres, por muy buena voluntad que pongáis, difícilmente atináis en el tono preciso”[14].

Lucía Sánchez Saornil, como responsable de la redacción, mantuvo una correspondencia con numerosas personas, en su mayoría mujeres, entre las que destacaron Mª Luisa Cobos, Trini Urién y Josefa de Tena. De ellas se conserva un mayor número de cartas, aportando una información valiosa. Las tres eran mujeres humildes y muy activas en sus ámbitos de actuación. Se prestaron con mucha ilusión para difundir la revista y ofrecer información sobre la realidad de las mujeres.

La singularidad de Mª Luisa se debe no sólo a la dimensión de la correspondencia[15], sino sobre todo por el reflejo de una realidad donde la lucha por la liberación social está enfrentada a una vida cotidiana llena de asperezas, incomprensión y a veces rechazo. Conocida en su medio, como ya se ha destacado, su condición humilde queda clara cuando contaba: “Cuando me contestes dime cuál es la estación del año más buena para ir a ésa [Madrid]. Yo estuve de Enero a Marzo y por un tris no me quedo en ése (…).  Tengo pases para ir a ésa, pero hasta que no sepa cierto que no hace frío; pues yo no gasto ropa de invierno y es un serio problema para mí”[16]. Expresaba de esta manera su intención de ir a Madrid, garantizando la distribución en Jerez: “tú debías buscarme en ésa algún medio de trabajo; la revista aquí no se pierde, pues mi hermana Anita es ya una mujercita y las venderá; si hubiera en ésa posibilidad de trabajo, yo hago de todo, hasta si fuera posible vender cebolla, lo que haya que hacer, si no, vender la revista cuando salga a voces”[17].

La primera carta data del 20 de abril de 1936, cuando Lucía Sánchez Saornil, conocedora de las posibilidades que ofrecía la jerezana, la escribió: “Conozco de referencias y por tus escritos tu cariño por la idea libertaria y tu desmedido afán de superación (…). Necesitamos tu concurso en esa comarca”[18]. Le ofreció la corresponsalía administrativa de la revista para la comarca de Jerez y la Bahía de Cádiz. El entusiasmo que desplegó se puede percibir cuando Mª Luisa describe la distribución del primer número: “Había [en un mitin celebrado en Cádiz] muchos pueblos allí representados y las distintas delegaciones me pidieron unos 20 y otros 25, más no me ha sido posible por no tener números suficientes. Mandé a Chiclana, a Medina Sidonia, Villa Martín, Arcos de la Frontera, en Cádiz también dejé 15. En cada pueblo de éstos sólo 15 pude mandar. Ya puedes tener una idea. Después estuve en algunas aldeas cercanas de ésta y he vendido muchas. Con decirte [que a] las más amigas no he podido dejár[se]la[s]. Así es que yo espero que me mandes otras pocas, las que puedas, y para el mes que viene me mandas 300. Por ésta y a los pueblos chicos las mandaré yo. Ahora, si quieres y tienes, me mandas 150, que las vamos a vender en la calle. Te giraré antes del  15. Esto me parece bien, [pero] si a ti no, dímelo”[19]. Ese trabajo tuvo un rotundo agradecimiento cuando Lucía Sánchez Saornil no ahorró elogios para reconocerlo: “Magnífico, María Luisa, magnífico! Ya sabía yo que serías un firme puntal de nuestra obra”[20].

La labor sindical que Mª Luisa desarrolló con las mujeres, ha quedado reflejada en la correspondencia. Ya en la primera carta Lucía le había solicitado que enviase información sobre las condiciones de trabajo y el nivel organizativo de las mujeres de su comarca: “tú podrías enviarnos a este efecto un reportage que comprendiera los siguientes puntos. Faena agrícola más importante en la comarca; labores que requiere y época del año en que cada una se efectúa y sobre todo y muy destacadamente qué parte toman las mujeres en cada una de estas faenas”[21]. Consciente de la dificultad de la labor, le dio la posibilidad de que “si tú no te atreves decididamente a llevarlo a cabo, envíanos los datos para que lo hagamos aquí”.

El material que finalmente envió, después de un retraso de varias semanas, justificado con pesar por la propia Mª Luisa[22], partió de la petición urgente desde la redacción de información acerca del Sindicato Emancipación Femenina: “qué tiempo habéis tardado en agrupar esas muchachas, por qué habéis hecho el sindicato exclusivamente femenino, qué secciones lo integran y si son oficios o labores exclusivamente femeninos. Dime también si es sólo trabajo sindical el que os proponéis o crearéis secciones culturales, etc.”[23].

La respuesta fue inmediata[24], empezando con una explicación detallada de la fotografía hecha el día de la primera asamblea: “nos reunimos por primera vez el día 7 de mayo; esa foto se tomó el mismo día (…). Eso que llevas en la foto son los lados, pues en el local pasaban de 3.000 las mujeres que había”. Luego le seguía  la referencia a los  orígenes del sindicato: “el tiempo empleado en agrupar a 1.500 afiliadas que tiene el sindicato ha sido un mes; la iniciativa partió  de Oficios Varios el 7 de abril, [y] el día 25 del mismo mes tenía que reunirse un delegado de cada sindicato; esto fue acogido por todos con gran entusiasmo (...). Solicité de un sindicato [que] me dejaran un sitio dos horas diarias para ir agrupando a toda la que bien viniera”. A continuación describía la acogida que tuvo entre las mujeres de la comarca, sin olvidar una alusión escueta a algunos problemas encontrados: “fue el colmo, aquí la mujer es muy revolucionaria; la tradición es en este pueblo de lucha continua; así es que fue un éxito. Sería largo de contar cuántos detalles y obstáculos saltamos para triunfar (…). Nos reunimos por primera vez el día 7 de mayo (…). Hacíamos los trabajos entre la que hoy es secretaria y yo. Esto consistía en hacer la octavilla, llevarla a imprimir y repartirla. La primera y segunda reunión repartimos 8.000 octavillas. Fue la obra más grande, pues acudieron como una seda. Eso que llevas en la foto son los lados, pues en el local pasaban de 3.000 las mujeres que había”. No faltaba una enumeración de los oficios que componían el nuevo sindicato: "ya sabes cómo se llama el sindicato, pues agrupa a todas, pero es el del Servicio Doméstico y obreras de la aguja o ramo del vestir, pero hemos agrupado a las que siguen: trabajadoras de bodegas, embotellado, funderas; éstas pasan de 400; empleadas de comercio, fábricas de precinto, fábrica de lápiz, lavadero de botellas, vendedoras; y por ahora nada más; solo hay una directiva, pero aún no hay selección [sección]; no obstante, en breve será por secciones; también las obreras del campo -aunque ahora no trabajan-, pues en las nuevas bases no las dejan trabajar al menos que cobren el sueldo del hombre".

La relación con la CNT, donde estaba integrado orgánicamente el sindicato, también se explica en la carta: “por lo pronto nuestra labor es simplemente sindical, en la primera reunión nos adherimos a la CNT; más adelante será otra cosa pues aún no tenemos local propio. [Para] las labores sólo femeninas tenemos un delegado de cada sindicato; todos los gremios afectos y no a la CNT nos ayudan moral y material[mente]".

No le faltó manifestar el orgullo de la obra que estaban realizando y aludir a su relación con la tradición revolucionaria anarcosindicalista: “el mes que viene no habrá ni una obrera en ésta que no esté asociada; los ricos ladran como perros rabiosos, pero somos fuertes; yo soy de las más expuestas; hasta aquí mi labor era de propagandista de las ideas ácratas; cuando pasaba algo la primera que iba al cajón era yo, pero pasaba; ahora sólo soy la presidenta y pobre de mí; antes me temían, pero ahora la que teme soy yo, pues a cada paso me quieren quitar de la circulación; las paso de lo más negro; los elementos fascistas no perdonan nunca que las mujeres se hayan asociado y como es natural, yo soy la culpable; en las casas grandes tenemos diariamente de 10 a 15 despidos, actuamos [mediante la] acción directa; no hay ni una que se resista; chillan, patean, pero al fin pagan”.

La carta acababa con una muestra de su modestia, consciente de sus   limitaciones: “ahora tú [Lucía] sacas los datos que creas conveniente y creo, según yo, haber cumplido con mi deber; si no es así, lo siento en el alma”. Una modestia que también se refleja en su sorpresa  por ver aparecer en el número dos de Mujeres Libres[25] la fotografía de la asamblea: “creíame yo que la foto no sería acta [sic] a la revista; figúrate cuánto me alegra saber que sí”[26]. La fotografía ilustraba el reportaje titulado “Jornadas de lucha”, dedicado a las trabajadoras de Jerez. En el epígrafe “Se constituye un Sindicato exclusivamente femenino en Jerez de la Frontera” se puede leer también: “Jerez de la Frontera acaso sea el lugar en España donde la mujer se incorpora más rápidamente al movimiento social”[27].

Lucía Sánchez Saornil no ahorró elogios hacia Mª Luisa[28]: “celebramos la repajolera gracia de tu carta, y nos entraron grandes deseos de darte un abrazo en aquel momento. Eres una mujer valiente y otras cosas que valen más aún”.

La última carta data del 15 de julio[29], en la que Mª Luisa, además de seguir abundando sobre la distribución de la revista, relata sus roces con los compañeros. Uno de ellos, contado en tono jocoso, se refiere a un compañero que se negó a comprar el segundo número: “tan sólo uno de esos que ellos mismos creen en sus méritos se atrevió a decirme que no compraba el 2º nº porque no le gustaba; yo soy muy bromista, lo miré muy seria y le dije: ‘¿Qué, te han crecido las orejas?’ Mira, hubo risa y la habrá mientras que el idiota venga donde haya dos mujeres”.

Más extensa es la referencia que hace a la convivencia con su compañero, poniendo al descubierto pormenores llenos de sinceridad y  espontaneidad: “sobre la carta que sostuviste con el del Norte[30] aquí causó su efecto, pues yo estoy unida, como ya sabrás, y mi compañero, que lo es en todo, en sus mejores momentos es el macho, es el amo; sólo es que yo le corrija una falta de ortografía [y] en aquel momento soy su mayor enemiga; te digo que son todos igual”. Su desesperación, llegando a trazar una cuadro descarnado, la muestra de esta manera: “de harta que estoy, me entran ganas de gritar; a veces cojo la pluma y cuando llevo un gran número de cuartillas las rompo, y veo cuán inútil soy en el momento que me aprisionan las más dulces cadenas, las más sublimes, pero en el fondo cadenas. Deseo a veces que me procesen y manden lejos, donde no pueda ser dirigida, pues contra la sociedad entera se puede una rebelar, pero contra los pequeños tiranos, no; lo has observado tú, no quieren ellos que seamos libres, nos subyugan en todo momento, lo vemos nosotras y lo ven también los contrarios. Te digo que es insostenible, pero cuando no se cuentan con medios para (...), las que ansían la libertad como la ansío yo se ven envueltas en la más negra esclavitud”. La carta acababa de golpe con una frase rotunda: “te seguiría escribiendo, pero temo [que] llegue el sultán y se nuble el sol”.

El panorama que Mª Luisa Cobos describe está compuesto, en definitiva, por unos sentimientos contradictorios, donde se mezclan  frustraciones y esperanzas, que estarían cumpliendo seguramente esa función de desahogo que tienen las confidencias que se transmiten en confianza. Un conflicto anímico marcado por la conciencia de la contradicción entre sus sueños de un mundo más justo, que era lo que daba contenido a su lucha, y una realidad cotidiana dura, incluidos los comportamientos que, por sexistas, eran contrarios a lo que defendía. 

Esa conciencia de la realidad y esa actitud de rebeldía ya la había expresado en el mes de abril, cuando, imbuida de expectación y esperanza ante la pronta salida del primer número de Mujeres Libres, escribió: “muy en breve  la mujer ocupará el lugar que por derecho le pertenece, por esto creo más en la eficacia de la revista”[31]. Tres meses después, sin embargo, en Jerez no pudo serlo y desde 1939 las mujeres de este país tuvieron que sufrir un largo invierno.


Notas

[1] La mayor parte de los datos biográficos proceden de Gutiérrez Molina (2002); el artículo utilizado ha sido el facilitado directamente por el propio autor.
[2] Así lo cuenta en su artículo de 1935 “A la mujer, no; a vosotros, proletarios”; tomado de García-Maroto (1996, p.44).
[3] Sin que haya accedido yo mí mismo al artículo, mientras García-Maroto (1996, pp. 44, 51 y 55) da como fecha de publicación del artículo el 28-09-1935, Nash (2001, p. 282, n. 71) y Gutiérrez Molina (1993, p. 124, n. 20), por su parte, dan la de 8-10-1935. 
[4]  Montero Barrado (2003, p. 83 y ss.).
[5] Ruiz Piñero (1997), citado por Gutiérrez Molina (2002); una de esas campañas fue contra la costumbre de las mujeres de llevar medias negras.
[6] No se sabe con seguridad si salió de Jerez antes o después del 18 de julio. Siguiendo las declaraciones de su interrogatorio policial, según ella fue antes, aunque la policía consideraba que fue después. En el epistolario de la redacción de Mujeres Libres Mª Luisa aparece, como se verá, su intención de ir a Madrid.
[7] Fontanillas Borrás (1999, p. 97).
[8] “Ignacia Maria…” (2007).
[9] Ruiz Piñero (1997).
[10] Gutiérrez Molina (2002).
[11] Este apartado estás basado en Montero Barrado (2009). También Nash (1975 y 2001), Ackelsberg (1999) y Montero Barrado (2003).
[12] Editorial de Mujeres Libres, n. 1, mayo de 1936.
[13] Carta de Mª Luisa Cobos, 28-4-36, C 432. Ella misma utilizó ese término, que no fue la única: “Acepto el cargo de corresponsala; aquí hay mucha fe en las ideas ácratas sobre todo; muy en breve la mujer ocupará el lugar que por derecho le pertenece, por eso creo en la eficacia de la revista”.
[14] Carta a Hernández Doménech, 27-5-36, C 432.
[15] Se conservan cartas enviadas por Mª Luisa Cobos: 17-4-36, 28-4-36, 31-5-36 (C 432), 4-6-36, 3-7-36 y 15-7-36 (C 1532); así como las escritas desde la redacción: 20-4-36, 24-4-36, 27-4-36, 1-5-36 (C 432), 3-6-36 y 10-7-36 (C 1532).
[16] Carta de Mª Luisa Cobos, 4-6-36, C 1532.
[17] Carta de Mª Luisa Cobos, 15-7-36, C 1532.
[18] Carta de 20-4-36, C 432.
[19] Carta de Mª Luisa Cobos, 31-5-36, C 432.
[20] Carta a Mª Luisa Cobos 3-6-36, C 432.
[21] Carta a Mª Luisa Cobos, 20-4-36, C 432.
[22] Carta de Mª Luisa Cobos, 28-4-36, C 432.
[23] Carta de Mª Luisa Cobos 3-06-36, C 432.
[24] Carta de Mª Luisa Cobos, 4-6-36, C 1532.
[25] Según se desprende de la carta que envía  Lucía Sánchez Saornil a Mª Luisa Cobos el 3-6-36 (C 432) y la que ésta a su vez envía a la redactora el 4-6-36 (C 1532). El artículo se puede ver en el número 2 de la revista, p. 10-11, HR 61.
[26] Carta de Mª Luisa Cobos, 4-6-36, C 1532.
[27] Mujeres Libres, n. 2, p. 10-11, HR 61.
[28] Carta del 10-7-36, C 1532. Es la misma en la que le dice que contesta dando prioridad sobre otras cartas, como una prueba seguramente de la importancia que da a la relación con Mª Luisa Cobos.
[29] Carta de Mª Luisa Cobos, 15-7-36, C 1532.
[30]  Se refiere a una discusión epistolar de Lucía Sánchez Saornil  con un compañero que criticaba la formación de sindicatos de mujeres (10-07-36, C 1532).
[31] Carta de Mª Luisa Cobos, 28-4-36, C 432.


DOCUMENTACIÓN Y PUBLICACIONES CONSULTADAS

Documentación primaria

Toda la documentación utilizada proviene del Archivo de la Guerra Civil (AGC), antes Sección de la Guerra Civil del Archivo Histórico Nacional (AHNS), ubicado en Salamanca. La correspondencia y diversos documentos de la organización Mujeres Libres se encuentran en la sección Político-Social Madrid (PSM), carpetas 432 y 1532. Y los trece números de la revista Mujeres Libres, en la sección Hemeroteca Revistas (HR).

Publicaciones

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