
Supongo que la tarea que le ha encomendado IU está relacionada con la búsqueda mancomunada entre la izquierda de una identidad política que se adapte a la nueva realidad cambiante. Desde hace un tiempo en IU y determinados sectores sociales y políticos se viene hablando de la apertura de un proceso político constituyente. Uno de los pilares es la república, algo que se ha reactivado tras la abdicación de Juan Carlos I. Una república que contenga, de partida, su naturaleza democrática desde el principio de la electividad y revocabilidad en todas las instancias políticas, eliminando todo componente de privilegio tanto hereditario como adquirido por la manipulación de grupos cerrados. Una república que contenga un modelo de desarrollo económico equilibrado en lo social y en lo ecológico, defendiendo lo público frente a lo privado, y en contra del modelo neoliberal. Una república también que incorpore aspiraciones políticas y sociales igualitarias y de colaboración entre las personas, ampliando los derechos sociales y políticos.
Alberto Garzón es joven, bastante para lo que predomina en el mundo de la "alta política". Está muy bien formado y además en un campo, la Economía, que permite entender muy bien las claves del mundo actual. Se ha mostrado muy fructífero en su labor creativa, como autor o coautor -en colaboración con intelectuales sólidos como Vicenç Navarro y Juan Torres- de varios libros y artículos. Desde muy joven ha estado involucrado en la vida política como militante comunista y activista de movimientos sociales, incluido el movimiento 15-M. Todo esto le ha llevado a ser elegido diputado por Málaga en 2011. Sus buenas dotes de comunicador han hecho que sea una persona conocida y con un prestigio en alza.
La apuesta, de partida, es buena. Pero requiere que vaya acompañada del convencimiento general de la militancia de IU y de una progresiva renovación de personas en los diferentes órganos de dirección. Y con la conciencia siempre de que ningún grupo político es un fin en sí mismo.