martes, 17 de mayo de 2011

Indignación

El domingo pasado se celebraron manifestaciones por numerosas ciudades españolas con el lema "¡Democracia real, ya!". Pese al silencio o la escasa cobertura dada por los medios de comunicación del sistema, decenas de miles de personas salieron a la calle para expresar frases como "No somos mercancías en manos de políticos y banqueros" o "Sin casa, sin curro, sin pensión y sin miedo", entre tantas más. Se está hablando de una movimiento de protesta espontáneo que está utilizando las nuevas tecnologías para extender las reivindicaciones y las convocatorias, contando con la participación de diversos colectivos, algunos surgidos recientemente, como Jóvenes sin Futuro, y otros con una trayectoria más larga en el tiempo, como ATTAC, Ecologistas en Acción o Intermón. Esta noche ha sido desmantelada por la policía nacional la acampada que habían organizado en la puerta del Sol de Madrid con el fin de llamar la atención hasta el próximo domingo, fecha de las elecciones municipales y autonómicas. En varios lugares de la red pueden verse imágenes de vídeo en las que llama la atención el carácter no violento de quienes estaban ocupando el espacio público. Sin embargo, varias personas (entre 18 y 24, según las fuentes) han sido detenidas, acusadas de desórdenes públicos y resistencia a la autoridad.

Está claro que existe un gran indignación social y política en la sociedad. Diversa, es cierto, con caracteres diferentes y hasta contrapuestos. Lo que subyace en el movimiento conocido ya como 15M está por ver qué recorrido tiene y hasta dónde llega. Tiene muchos elementos de rebeldía social y política dentro de la tradición de lucha por la dignidad humana y lejos de las rebeldías conservadoras, cuando no reaccionarias. Ya está bien que quienes causan los males del mundo sean quienes después impongan las recetas que sólo sirven para castigar más a quienes menos tienen y más sufren, mientras aumenta su poder y riqueza.

Y escribiendo esto, de Gabriel Celaya me vienen a la memoria, con la melodía de Paco Ibáñez, los versos, siempre frescos, que siguen: "¡A la calle! que ya es hora / de pasearnos a cuerpo / y mostrar que, pues vivimos, anunciamos alho nuevo".