sábado, 24 de octubre de 2009

Una de verbos

Hay un verbo que se utiliza mal, pero no estaría de menos darle la categoría de superlativo. No es el único, por supuesto, pero aparece mucho en los medios de comunicación. Es el verbo cesar. Se utiliza como sinónimo de destituir, lo que es tremendamente incorrecto: “el entrenador ha sido cesado”, “el cese del secretario general por decisión de…”. Hace años, a los pocos meses de ser elegido miembro del Ayuntamiento, fue destituido del gobierno municipal por el alcalde un concejal. En la prensa y en las intervenciones en el pleno se repetía una y otra vez que había sido cesado. Tuve que tomar la palabra para corregir el error y aclarar que cesar no era destituir. Pero fue inútil. ¡Y luego se queja tanta gente, profesorado incluido, de que la juventud no hace caso de lo que se le dice!

A ver cuando se tiene claro que sólo cesa quien concluye una función: “ha cesado en su tarea de profesora, porque se ha jubilado”, “los ministros cesan en sus funciones con el cambio de legislatura”... En ocasiones se emplea como sinónimo de dimitir, pero no es tampoco correcto, aunque lo parezca: “el ministro ha cesado en el gobierno”. Es cierto que cuando alguien dimite, acaba cesando en lo que ha hecho o tenido, pero después de tomar la decisión de dejar o abandonar el cargo o las funciones que tenía. Después de una dimisión, sólo después, se cesa en algo.

Y lo más importante: mientras destituir supone un acto de voluntad de quien toma la decisión, cesar es un acto pasivo de quien lo protagoniza.

Al César, lo que es del César; y al buen uso de la lengua, lo de cesar. Espero no haber aburrido.