miércoles, 24 de junio de 2020

75 aniversario del Desfile de la Victoria en Moscú

Tal día como hoy de 1945 tuvo lugar en Moscú el Desfile de la Victoria, con motivo de la victoria de la URSS frente al fascismo alemán. Un día memorable, que se desarrolló 47 días después de la firma en Berlín de la rendición del ejército alemán. Presidido por Josif Stalin, contó con la presencia del general Georgui Yukov, quien, como principal jefe militar del Ejército Rojo y artífice de la victoria, estuvo al frente de las tropas que desfilaron por la Plaza Roja de la capital soviética, que estaban compuestas por combatientes de los distintos frentes de guerra.

La contribución de la URSS a la derrota del nazismo alemán fue decisiva. Su esfuerzo colectivo, no equiparable con el de las otras potencias aliadas, ha sido eclipsado por la interesada propaganda occidental y en especial de EEUU. Transmitida sobre todo a través del cine hollywoodiense, los medios de comunicación insisten en airearla, sin que falten textos de historia en los que, haciendo un flaco favor a la objetividad debida, sobredimensionan el papel jugado por las tropas estadounidenses y británicas.

Olvidan intencionadamente las derrotas alemanas en Stalingrado o Kursk, habidas en 1943 y que expulsaron al ejército invasor, y el avance del Ejército Rojo por distintos territorios hasta llegar a Berlín. No fue hasta el verano de 1944 cuando las tropas de EEUU y Gran Bretaña desembarcaron e Normandía, cuyo avance se vio facilitado por la concentración de la mayor parte de las divisiones alemanas en el frente oriental.

Es de justicia, pues, hacer un reconocimiento de ese esfuerzo. Y para la ocasión, nada mejor que unos versos: los de Konstantin Simonov, un conocido poeta soviético, que trabajó como corresponsal durante los años de guerra. Versos de amor, dedicados a quien luego fue su esposa, que ilustran el deseo de millones de combatientes, hombre y mujeres, anhelantes de la paz y con ella del regreso a sus hogares y el calor de los seres queridos.


Espérame

Espérame que volveré.
Sólo que la espera será dura.
Espera cuando te invada la pena, mientras ves la lluvia caer.
Espera cuando los vientos barran la nieve.
Espera en el calor sofocante,
cuando los demás hayan dejado de esperar, olvidando su ayer.
Espera incluso cuando no te lleguen cartas de lejos.
Espera incluso cuando los demás se hayan cansado de esperar.
Espera incluso cuando mi madre e hijo crean que ya no existo,
y cuando los amigos se sienten junto al fuego para brindar por mi memoria.
Espera.
No te apresures a brindar por mi memoria tú también.
Espera, porque volveré desafiando todas las muertes,
y deja que los que no esperan digan que tuve suerte.
Nunca entenderán que en medio de la muerte,
tú, con tu espera, me salvaste.
Sólo tú y yo sabemos cómo sobreviví.
Es porque esperaste, y los otros no.

(Imagen: mural dedicado al general Yukov en la calle Arbat de Moscú).