sábado, 7 de diciembre de 2019

Greta Thunberg, una militante de la vida










































Resalta hoy el diario Público el mensaje que Alberto Garzón ha envido a través de una red social en defensa de Greta Thunberg: "Es lo que denuncian desde hace décadas los científicos: las consecuencias del modelo de producción y consumo son terribles para la vida del planeta. Eso es lo que importa y lo que debemos combatir colectivamente". 


Hace unos días leí una columna de Isaac Rosa en otro medio digital, eldiario.es, y que me llamó mucho la atención. Su título prácticamente lo dice todo: "Yo también recelaba, hasta que oí a mi hija y a Ana Rosa Quintana". Con una gran dosis de ironía, explicaba su cambio de opinión contraponiendo la toma de conciencia de una generación que acabará topándose con un planeta en declive a la resistencias de quienes, recurriendo a la simple moralina o al descaro más absoluto, minimizan lo que está ocurriendo o toman una postura negacionista.  

Confieso que he estado entre quienes consideraba que el activismo de Greta estaba siendo sobredimensionado. Pero no por el contenido de su lucha, sino por la edad que creí que tenía. Como se ha hablado reiteradamente de que se trata de una niña, consideraba que su loable actitud combativa debía ponderarse en aras de su propio desarrollo personal. Pero es que Greta, que salió a la luz pública hace un año, tiene ahora 16 años. Una edad que, estando en muchos países por debajo del umbral de la mayoría legal, en tantos otros se considera como el momento de ir asumiendo responsabilidades personales, tanto privadas como públicas.

Mucha gente de mi generación asumió el compromiso de la lucha contra dictadura en los años del tardofranquismo y los inicios de la Transición. Éramos muy jóvenes cuando nos manifestábamos, repartíamos propaganda o hacíamos pintadas en los muros de las calles, militando o no en organizaciones por entonces clandestinas y siempre con el riesgo y el temor de sufrir golpes, detenciones o torturas, cuando no la muerte. 

Criticar que Greta Thunberg haya tomado el camino de la lucha cívica en defensa del planeta, que no es otra que la lucha por la vida, es de miserables. Greta, como ella misma ha dicho, no es más que "una pequeña parte de un gran movimiento". O, como definió Mario Benedetti en uno de sus poemas, "una militante de la vida". Y por esa razón, siguiendo con el mismo poeta, "no podemos ni queremos /dejar que la canción se haga  ceniza". Seamos menores o mayores.