La semana pasada salió otra noticia relacionada con lo que nos ocupa, pero esta
vez en Bolivia, concretamente en la ciudad de Oruro. Cada año se celebra un conocido carnaval en el que se mezclan las tradiciones indígenas y las cristianas, se anteponen las ideas del bien y el mal, y, por supuesto, se transgrede la normalidad. Y medio de tanto jolgorio emergen dos figuras simbólicas: la invisible de la Pachamama y la de la Virgen del Socavón. El caso es que la artista local Rilda Paco ha realizado una pintura dedicada a la citada Virgen, pero con un tanga rojo que tapa la desnudez de la mitad inferior de su cuerpo. Una verdadera provocación, manifestada por la propia artista, que no ha dejado indiferente a nadie. Lo que ha pretendido, además de poner de manifiesto la hipocresía social de quienes reverencian la imagen cargados de alcohol y demás, ha sido denunciar la cosificación de la imagen de las mujeres que tienen muchos varones. Para ella su obra, centrada en uno de los iconos centrales de su ciudad, representaría esa visión hacia las mujeres tan extendida entre la masculinidad y causante de diversas formas de violencia.
Cuando se hace un repaso del arte a lo largo del tiempo, no deja uno de
sorprenderse por la gran variedad de formas y significados de las obras que se han creado. También, por las intenciones que han podido tener quienes las han plasmado con su talento. Que la provocación ha estado presente, no debe cabernos la menor duda. Que lo ha estado siempre, sería exagerado decirlo. Y que la forma de contemplarlas ha ido variando en cada época, también es cierto. Así, lo que se hizo en un momento concreto, pudo haber sido denostado, pero luego pudo haber pasado a ser reconocido. O también, reconocido en el momento de su creación, pudo haber pasado a ser objeto de rechazo en momentos posteriores. En todo caso, observamos y valoramos, y con ello podemos mostramos tolerantes o intolerantes. Todo esto explicaría, por ejemplo, los momentos de iconoclasia que se han manifestado a lo largo del tiempo. Una expresión que incluso en nuestros días hemos podido ver en los lugares donde el rigorismo islamista está presente.


Epílogo
Y
no quiero acabar este escrito sin dejar constancia de dos artistas ligados
a Barbate, amigos míos y geniales, cada uno a su manera. Tato
Cort y Luis Valverde Luna, claros ejemplos de cómo el arte lo es desde el
momento en que surge la intencionalidad de crear imágenes para ser percibidas
y, cuando es necesario, para provocar la reacción de quienes las
contemplan. Ha habido veces que, por desgracia, han tenido que sufrir la
destrucción de algunas de sus obras. Las dos últimas fotografías que
aparecen son sendas muestras de lo que digo.
El "El Faro del Trafalgar", que fue
erigido a finales de los 90 en el instituto Trafalgar gracias a la labor de
Joaquín Cort Basilio, quien, como profesor, que contó con la
colaboración del alumnado, acabó en 2001 víctima de una pala excavadora, que,
por supuesto, no actuó por su cuenta. Su inspirador buscaba sintetizar
simbólicamente varias cosas: de un lado, mediante el topónimo tan
universal de Trafalgar, el propio nombre del centro, el de un cabo y su
tómbolo tan llenos de belleza, y el de una batalla naval que tuvo como
escenario las cercanías de dicho cabo; y de otro, su enraizamiento en la
realidad circundante, lo que explicaría que se utilizaran preferentemente
materiales recogidos en las playas del municipio. ¿Una provocación?
Y no fueron talibanes o cualquier otra variante de rigorismo islámico quienes lo hicieron. Lo fue esa clase de gente que lleva en sus mochilas la cantidad de ignorancia suficiente como para tomar decisiones que condenan a algunas obras de arte a acabar en un basurero o un almacén.
(Imágenes: fotografía
de José Luis Roca tras la retirada de la obra "Presos políticos en la
España Contemporánea", de Santiago Sierra; "Virgen del Socavón",
de Rilda Paco; relieve en una pieza de terracota, en el Museo Arqueológico
de Tarragona; "Komachi-biki", de Kitagawa Utamaro; relieve de la
fachada de la Biblioteca Santa María de los Ángeles de
Salamanca; "Virgen de Melun", de Jean Fouquet; fragmento
de"El jardín de las delicias", de El Bosco; "Maja desnuda",
de Francisco de Goya; "Juan de Pareja", de Diego
Velázquez; "El origen del mundo", de Gustave Courbet; fragmento
de "El hombre en el cruce de caminos", de Diego Rivera;
"Composición en rojo, amarillo, azul y negro", de Piet Mondrian;
"Leda atómica", de Salvador Dalí; "El Faro del
Trafalgar", de Tato Cort; "Monumento a la Paz", de Luis Valverde
Luna).
[Artículo publicado el 6-03-2018 en http://www.rebelion.org/docs/238665.pdf]
[Artículo publicado el 6-03-2018 en http://www.rebelion.org/docs/238665.pdf]