jueves, 10 de marzo de 2016

La intrahistoria de "El abrazo" de Juan Genovés




























Es frecuente que las obras de arte famosas -y no digo las que son menos o nada conocidas- hayan sufrido distintas peripecias, lo que se añade como un componente más de lo que podríamos llamar con el unamuniano término de intrahistoria. Y el cuadro "El abrazo", de Juan Genovés, no ha sido la excepción. Acaba de ser instalado en el Congreso, un lugar que quizás pueda darle cierta tranquilidad después de lo sufrido desde su nacimiento, allá por 1973, hasta hoy, cuando parece que ha conseguido un asiento, si no definitivo, sí al menos visible y tranquilo. 


Su traslado a la cámara baja parlamentaria española puede considerarse de hecho como un rescate, pues una vez que fue adquirido por el estado en 1980, pasó a depender del Museo Español de Arte Contemporáneo, un etéreo y disperso ente cultural que tardó unos años más en encontrar su actual ubicación en el antiguo Hospital General de Madrid, frente a la estación de Atocha. Aquí acabó siendo depositado en 1988, en sus sótanos, sin ser expuesto y, por supuesto, sin poder ser contemplado.

El artista ha contado en varias ocasiones el origen del cuadro y, sobre todo, de su posterioridad popularidad. Si bien las fechas no acaban de ser precisas, sí se pueden aclarar algunos detalles que nos acercan más al tiempo real. Al parecer habría sido realizado en 1973, y entre 1974 o 1975 fue seleccionado por representantes de la Junta Democrática, la principal plataforma unitaria de oposición a la dictadura entre 1974 y 1976, como imagen de un cartel en favor de la amnistía. El cuadro, titulado "El abrazo", hecho en acrílico sobre lienzo y unas medidas de 200 cm de largo y 150 de alto, lo tenía preparado, junto con otros, para ser expuesto en los museos Marlborough de Zurich y Nueva York. Fue en esta última ciudad donde lo compró un coleccionista estadounidense, que lo llevó a Chicago. 

Mientras tanto, ya muerto el dictador, la impresión definitiva de los carteles se empezó a hacer a principios de 1976, precisamente el año que se publicita como de la aparición del cuadro. Sin embargo, un grave contratiempo se interpuso en su camino: la policía irrumpió en la imprenta, destruyó los ejemplares impresos y el propio Genovés tuvo que pasar varios días en el los calabozos de la Dirección General de Seguridad. 

Pese a ello la imagen se convirtió en uno de los iconos de los momentos finales del franquismo y los inicios de la Transición, pues simbolizó una de las reivindicaciones más deseadas por la oposición, la lucha por la amnistía, que fue el nombre que mucha gente utilizó para denominarlo. 

Genovés ha contado en alguna ocasión qué le llevó a pintar ese cuadro, donde aparece un grupo de personas, casi todas de espaldas, dándose un abrazo de recogimiento. En su mente estaba la salida de presos políticos de una cárcel y la recepción por parte de sus familiares o amistades. Y para plasmarlo se inspiró en una imagen que había visto a la salida de un colegio, donde un grupo de escolares se abrazaban y saltaban de alegría. 

Se considera a Genovés como un artista de multitudes. Son famosas sus figuras minúsculas que llenan el espacio para darle un significado propio desde la singularidad de cada una de ellas. En "El abrazo", como hiciera en esos años con otras obras, como "Seis jóvenes", sigue habiendo grupos humanos, pero las figuras se agrandan, ganando dimensión  física y emotiva. En "El abrazo", mediante la alegría que transmiten quienes, pese a sufrir la opresión política, sienten el orgullo de la solidaridad humana. En "Seis jóvenes", a través del drama del dolor de un grupo de jóvenes que parecen a punto de ser fusilados, quizás la plasmación en el lienzo de las ejecuciones producidas en septiembre de 1975 contra cinco militantes antifranquistas.   

Los asesinatos de los cinco abogados laboralistas en la calle de Atocha en enero de 1977 le dieron el aldabonazo al cuadro y su reproducción en papel. El hecho de que un ejemplar del cartel se encontrara en la pared de una de las habitaciones del despacho y que fuese salpicado de sangre, motivó que las copias se multiplicaran por decenas o quizás centenas de miles. 

En pleno proceso de la Transición, cuando parecía que la dictadura era algo del pasado, el gobierno de la UCD, con Adolfo Suárez al frente, decidió adquirir el cuadro. Una vez conseguido en 1980, regresó a España y pasó a depender del Museo de Arte Contemporáneo, que lo depositó en una de sus sedes, concretamente la situada en la Ciudad Universitaria. Pero, lejos de ser expuesto al público, quedó abandonado en uno de sus almacenes, no sin la acción insidiosa de sus responsables y la desgana de los gobiernos de turno, tanto de la UCD como del PSOE. Genovés ha recordado que mucha gente de otros países se preguntaba por qué el cuadro no estaba expuesto al público y cómo en algunas ocasiones, ya en el Reina Sofía, era sacado ocasionalmente de su encierro para que lo pudiera ver alguna delegación extranjera que lo había solicitado.

Hubo de esperarse a 2003 para que entre la plaza de Antón Martín y la calle de Atocha de Madrid se ubicase un grupo escultórico que reproduce la pintura. Fue hecho por el mismo Genovés. El lugar no fue elegido al azar, pues se encuentra frente al edificio en que tuvo lugar la matanza de Atocha y desde CCOO se quiso poner en conexión el contenido del cuadro con su presencia en forma de cartel en el lugar de los crímenes.

A finales de 2015 ha llegado el cuadro a la sede del Congreso. IU llevaba tiempo solicitándolo y ha tenido que ser a los pocos días del fin de la legislatura cuando se tomara, por fin, la decisión de pedirlo al Museo Reina Sofía, que lo ha cedido. Ahora llena una de las paredes de la cámara baja y, aunque no es un lugar de visita abierta al público, al menos puede verse por quienes por allí transitan a diario, a través de las imágenes de alguna televisión o cuando tenga lugar la jornada de puertas abiertas.

Cuando se hizo la presentación oficial del cuadro en el Congreso, con la plana mayor del PP en la foto, Genovés se refirió a la idea de reconciliación y dijo que era  algo que para él tuvo desde el primer momento. Fue un hombre ligado al PCE, un partido que desde los años sesenta tuvo entre sus objetivos lo que denominó como política de reconciliación nacional, una estrategia que pusiera fin a la dictadura y diera paso a la democracia. Resulta evidente que sus palabras nos retrotraen a ese tiempo, al margen de que se pueda discrepar o no de esa interpretación. 

En todo caso, los avatares sufridos por el cuadro como tal y el cartel que lo reprodujo a miles le han ido dando distintos significados, como he tratado de exponer. Y es que el abrazo, los abrazos, no dejan de ser una forma de manifestar los afectos y, en el caso que nos ocupa, la fraternidad humana. ¡Ay, y cuánta gente la sigue negando! 


Referencias documentales

Sáenz de Ugarte, Íñigo (2009). "Juan Genovés: 'el artista no es dueño de su obra'", Público, 30 de octubre, en http://www.publico.es/internacional/juan-genoves-artista-no-dueno.html 
Subirats, Eduardo (1992). "La mirada y el poder. Una introducción a la pintura de Juan Genovés", texto publicado en el catálogo de la exposición "Genovés", IVAM Centre Julio González, 26 noviembre 1992 / enero 1993, en Juan Genovés - VeGaP Madrid, 2016, http://www.juangenoves.com/es/videotextos/La-mirada-y-el-poder-una-introduccion-a-la-pintura-de-Juan-Genoves.html
Tsanis, Magdalena (2016). "'El abrazo' de Juan Genovés, de la clandestinidad al Congreso de los Diputados".
Vicent, Manuel (1992). "El último compromiso de Juan Genovés", texto publicado en el catálogo de la exposición "Genovés", IVAM Centre Julio González, 26 noviembre 1992 / enero 1993, en Juan Genovés - VeGaP Madrid, 2016, http://www.juangenoves.com/es/videotextos/El-ultimo-compromiso-de-Juan-Genoves.html.
Viñas-Valle, Carlos (2012), "El abrazo de Juan Genovés", 16 de enero, http://madridafondo.blogspot.com.es/2011/09/el-abrazo-de-juan-genoves.html

(Fotografía: Genovés, tercero por la izquierda, con dirigentes de IU y CCOO).