miércoles, 16 de marzo de 2016

La AfD y el futuro político de Alemania

El partido Alternativa por Alemania (AfD, en sus siglas en alemán) ha tenido un notable éxito en las elecciones regionales habidas el pasado domingo en tres estados alemanes. La extrema derecha xenófoba y euroescéptica parece que está abriendo un hueco importante en el sistema político alemán, alterándolo. Ya en las elecciones europeas de 2014 la AfD irrumpió con un 7% y los últimos acontecimientos habidos en el seno de la UE, con la llegada masiva de personas refugiadas, parece que la están catapultando a cotas más altas.

Los resultados del domingo 

En general todos los partidos tradicionales han sufrido retrocesos sobre las elecciones regionales de 2011, con contadas excepciones. En el caso de la CDU lo más llamativo ha sido el 12% perdido en Baden-Württenberg, que ha servido para engrosar el 15,6% de la AfD. El SPD ha tenido pérdidas más dolorosas, del 10,9% en Sajonia-Alhadt y el 10,4% en Baden-Württenberg, aunque paliadas con el mantenimiento de la primacía en Renania-Palatinado. Los Verdes, por su parte, han compensado los malos resultados en Renania-Palatinado, donde han perdido el 8,9%, con el triunfo y una subida del 6,1% en Baden-Württenberg. La Izquierda, por último, ha perdido el 7,4% en Sajonia-Alhadt, donde habían sido la segunda fuerza. En este estado del este es donde la AfD se ha nutrido de votantes de procedencia más diversa, pero en mayor medida del SPD y de La Izquierda.


Por bloques ha habido una rotunda inversión en la orientación del voto. Los grupos de derecha (CDU, FPD y AfD) han sumado el 62,1% en Sajonia-Alhadt (con el 3,2% del nazi NDP); el 50,6%, en Renania-Palatinado; y el 50,4%, en Baden-Württenberg. Por el contrario, el centro-izquierda (SPD y Los Verdes) y La Izquierda (manteniendo su irrelevancia en los dos estados occidentales) se han quedado, respectivamente, en el 32,1%, el 44,3% y el 45,9%. 



Con respecto a 2011 el bloque de la derecha ha subido en Sajonia-Alhadt 21,2 puntos; en Renania-Palatinado, 9,3; y en Baden-Württenberg, 6,1%; casi en proporción inversa que el otro bloque.

Los apoyos a la AfD


Los resultados que ha obtenido el domingo han sido los siguiente: en Sajonia-Anhalt, el 24,2%, siendo el segundo partido más votado; en Baden-Württenberg, el 15,1%, quedando en tercer lugar; y en Renania-Palatinado, el 12,6%, también tercero. Teniendo en cuenta los ámbitos territoriales diferentes de cada uno de estos estados (este, sur y oeste, respectivamente), se podría hacer una extrapolación al conjunto del país y los resultados podrían oscilar entre no menos del 10% y la cuarta parte de los votos


En la encuesta hecha en Alemania por Infratest Dimap (ver el artículo "¿Quién votó a la ultraderecha?" aparecido ayer en El Confidencial) se han analizado las características del voto del AfD. En lo ideológico supone una mezcla de neoliberalismo económico, xenofobia y euroescepticismo. Su voto, de claro carácter de protesta, tiene una gran transversalidad en todos los segmentos de población, siempre con apoyos por encima del 5%. También es claro el perfil de votante varón y de mediana edad. 


En general se trata de un voto conservador, en su mayoría procedente de votantes de la CDU y, en menor medida, de distintas formaciones de extrema derecha. No obstante, ha habido trasvases de menor cuantía desde los tres partidos de izquierda: socialdemócratas (SPD), Los Verdes (DG) y La Izquierda (DL). La encuesta también resalta los apoyos obtenidos desde abstencionistas o primeros votantes, que se han cuantificado en unos 300.000.


La ideología de AfD

Este partido surgió en 2013, aunque en las elecciones federales de ese año no alcanzó el 5% necesario para su entrada en el Bundestag. Fue al año siguiente cuando dio la sorpresa en las elecciones europeas, obteniendo el 7% de los votos. Desde entonces, como un goteo ininterrumpido, van entrando en los parlamentos regionales y, paralelamente, subiendo en la intención de voto de las encuestas.

Lejos de ser un partido conformado como otros de extrema derecha europeos, en sus orígenes participaron profesionales del mundo universitario y de la empresa, en su mayoría provenientes de la CDU. Se inscribe dentro del campo liberal-conservador, lo que les identifica dentro de una corriente política amplia en la que aúnan, de entrada, la identidad alemana, el neoliberalismo económico y la defensa de valores tradicionales como la familia. 

Lo que les separa de partidos como la CDU y la todavía más conservadora CSU es su posición ante la UE, la actitud ante la inmigración y, en los últimos meses, hacia las personas refugiadas. Pertenece al grupo de partidos euroescépticos, pero sin llegar en algunos asuntos a situaciones tan extremas como la salida de la UE. Así, es partidaria de la salida del euro, se opone a los rescates financieros de los país endeudados o defiende la recuperación de competencias cedidas a Bruselas. En su discurso hacen referencia a lo identitario frente a lo consideran el globalismo de los otros partidos de la derecha (CDU, CSU y FDP) y del centro-izquierda (SPD y Los Verdes).

Su posición ante la inmigración, especialmente la extraeuropea procedente de países islámicos, es muy clara, al considerar que pone en peligro la identidad nacional alemana. La crisis de las personas refugiadas le ha permitido atraer a los sectores de la población que ven como un peligro la llegada masiva durante los últimos meses. La xenofobia, pues, está presente en su ideología, si bien matizada o, si se quiere, moderada en los aspectos que puedan ser más controvertidos. En un país como Alemania en que la sensibilidad por el tratamiento del racismo es importante, AFD evita posturas extremas y más explícitas propias de otros grupos o movimientos de extrema derecha.

La xenofobia y el racismo prendieron pronto en los estados de la antigua RDA. Fue una reacción de algunos sectores de la población castigados por la crisis social derivada de la unificación ante la presencia de personas de otros continentes llegadas en los años sesenta y ochenta a la RDA. Ese tipo de grupos, aunque pequeños, han tenido mayor presencia institucional que en los estados occidentales. Y eso explica que sea en esos estados donde la AfD esté consiguiendo mayores apoyos.

Pese al progresivo crecimiento el nuevo partido no ha estado exento de disensiones internas, dentro de la competencia entre los sectores más propiamente liberal-conservadores y los que ponen más acento en los asuntos relacionados con la inmigración y las personas refugiadas. Esto explica la salida del partido el año pasado de uno de sus fundadores, Bernd Lucke, muy crítico con lo que considera la deriva xenófoba, y que en la cabeza del partido se haya situado Frauke Petry, representante del ala más extrema.    

AfD y FN


Es frecuente establecer un paralelismo de la AfD con el Frente Nacional francés. Coinciden en su discurso xenófobo y se presentan como la principal expresión del voto de protesta en el contexto de crisis. Su posicionamiento ante la UE oscila entre una mayor moderación del partido alemán y una mayor radicalidad del francés. En lo económico, mientras el AfD defiende claramente posiciones neoliberales, el FN se muestra más cauto, con un discurso formalmente más antisistema, hasta el punto que desde el partido alemán se tacha al francés de izquierdista.  


Esto último tiene sus connotaciones en cuanto a los apoyos sociales. Si en el caso de la AfD, como se ha apuntado antes, existe una mayor transversalidad social, el FN apunta más hacia los estratos sociales intermedios tradicionales y la población que vive en los cinturones industriales de las ciudades. 


El mayor componente conservador del votante de la AfD quizás se deba a que ha horadado más en el espacio de la CDU y los pequeños grupos de extrema derecha, de manera que puede preverse que su crecimiento podría hacerlo más a costa de los grupos de izquierda, como ya ha hecho con claridad en Sajonia-Alhadt. El FN, por su parte, después de una primera fase de crecimiento a costa de los sectores conservadores, se ha ido abriendo hueco en las bases de lo que tradicionalmente había sido el electorado del PSF y el PCF. 


El futuro político de Alemania 

El contexto general europeo, sin que se vislumbren signos de recuperación, es el que está alimentando que en bastantes países el malestar social se exprese en la ideología que sirve como sustrato a los partidos de extrema derecha, con la xenofobia y el euroescepticismo como elementos más llamativos. eso no quieta que existan diferencias entre ellos, dependiendo de cada país, su posicionamiento tradicional hacia la UE o la situación que está viviendo en la actualidad. 

Que AfD está cambiando el tablero político alemán parece evidente. Si hasta ahora las encuestas le daban más del 10% de los votos, los resultados del domingo puede que acreciente su popularidad y las expectativas. Si hasta hace un año fue su crítica hacia el modelo de UE, en contra de euro y la cesión de tantas competencias a Bruselas, lo que le dio las primeras alas, la coyuntura actual de la crisis de personas refugiadas es lo que la está llevando a cotas más elevadas.

Alemania no deja de ser el centro de la UE y está siendo el país más beneficiado en términos brutos del modelo actual de la UE. Lo que está ocurriendo con AfD puede conllevar un futuro de una mayor incertidumbre para el conjunto de países de la UE que lo que actualmente representa la gran coalición gobernante de democristianos y socialdemócratas. Porque sin poner en duda las medidas de corte neoliberal que tanto nos están abrumando y generando fracturas sociales, defiende aspectos donde se ahonda en dicha fractura. Decir que primero son las personas nativas de un país, es romper el principio de la solidaridad y la cohesión social, y, además, consolidar el origen de los problemas. 

La postura de Angela Merkel y su gobierno de gran coalición en el problema de la personas refugiadas refleja la preocupación existente por el crecimiento de AfD. La decisión tomada en la pasada cumbre de Bruselas, contraria a los derechos humanos, lo demuestra. Ha sido un intento por frenar ese avance tanto en Alemania como en otros países. Que se consiga o no, está por ver, pero lo ocurrido el domingo preludia malos augurios. 

El neoliberalismo y la xenofobia unidos de la mano no pueden traer más que un futuro aún más incierto que el que vivimos. Y más aterrador.