martes, 28 de agosto de 2012

¡Ay, ay, señor Wert!

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, no se ha quedado callado ante la reciente sentencia del Tribunal Supremo, contraria a que los centros concertados donde hay  segregación de sexos reciban subvenciones públicas. Su reacción ha sido ahondar aún más en la posición del gobierno: en esos centros los resultados académicos son mejores. Y se ha quedado tan pancho. Como ocurrió hace algo más de un año, cuando desde la CEOE, en boca de su presidente, Juan Rosell, se dijo que las claves para entender el éxito escolar se encontraban en los genes. Opiniones que, no por ser aparentemente distintas, resultan muy diferentes. Tienen en común una profunda carga clasista, porque pretenden argumentar desde supuestos componentes científicos una concepción de la educación en la que sólo se mide el éxito per se, al margen de cualquier de las variables socioculturales, que son las que condicionan los resultados escolares. Seguramente en los centros segregados por razón de sexo puede haber mejores resultados académicos. No en vano su alumnado dista mucho de ser como el de los centros públicos o, en un caso más extremo, de los situados en las barriadas populares de las ciudades o el medio rural. Pues claro, hombre. ¿O es que acaso el alumnado de esos colegios del opus y similares constituye el prototipo de la sociedad española? O retiramos del gobierno pronto a esta gente o nos destrozan aún más la educación.