jueves, 30 de agosto de 2012

La posibilidad de paz en Colombia

La noticia ha saltado en los medios de comunicación el lunes pasado. En boca del presidente colombiano Juan Manuel Santos se ha podido escuchar el inicio de "conversaciones exploratorias" con las FARC, que incluso se pueden ampliar al ELN. De llevarse a cabo, no sería la primera vez. Ya hubo procesos en favor de la paz en otros momentos. A principios de los ochenta, con Belisario Betancur como presidente, se abrió un camino que se vio trastocado por la matanza sistemática de líderes de la Unión Patriótica, expresión política delas FARC, y de indígenas a manos principalmente de grupos paramilitares. Los presidentes  siguientes también participaron en otros tantos intentos, con distintos resultados. Hasta Álvaro Uribe, que se caracterizó por la dureza represiva y un mayor acercamiento a EEUU (ya se sabe, Plan Colombia, bases militares...), llegó a contactar con el ELN. Santos ha accedido a la presidencia con una forma diferente de gobernar. Ha buscado la distensión y el acercamiento con el gobierno venezolano de Hugo Chaves, y ahora ha anunciado la posibilidad de iniciar un nuevo proceso de paz. La noticia es buena y parece que está siendo bien acogida por la población. También por los gobiernos de los países vecinos. Será difícil, no obstante. Colombia reúne todos los ingredientes que le confieren ser el país de mayor valor geoestratégico en la región. Su gobierno es el principal aliado de EEUU; la oligarquía es todopoderosa y está instalada secularmente en el poder; el ejército y los grupos paramilitares actúan con impunidad al servicio de la oligarquía; los cárteles de la cocaína se confunden con todo; los grupos revolucionarios armados tienen fuertes raíces sociales; existe, en fin, una sociedad muy activa, formada por grupos políticos, sindicales, vecinales, indígenas, ambientales o de derechos humanos, deseosa de cambios estructurales. La violencia se manifiesta de muchas maneras y no es precisamente la proveniente de las FARC o el ELN la que genera más víctimas, pese a ser la más manipulada mediáticamente. La violencia que se deriva del poder de la oligarquía, las instituciones y aparatos estatales, y los EEUU es la más virulenta y la que genera más víctimas. Lo es por naturaleza estructural, pero también cultural y directa. El esfuerzo ha de ser grande para empezar a superar la situación. El primer logro sería acabar con la violencia directa de naturaleza política. A eso va encaminado lo que representantes de las FARC y del gobierno han acordado en La Habana y el presidente Santos ha denominado "conversaciones exploratorias".