viernes, 5 de diciembre de 2025

Recordando a Manuel Abel Romero, el maestro de Zahara de los Atunes, en la Peña Flamenca de Barbate


La Peña Flamenca de Barbate fue ayer el escenario de la segunda presentación del libro Manuel Abel Romero (1903-1936): más sobre la visa y el asesinato del maestro de Zahara de los Atunes. Tras unas palabras de Javier Rodríguez, presidente de la Mancomunidad de La Janda, y Agustín Conejo Medina, alcalde de Zahara de los Atunes. Sergio Román leyó el poema "Versos cortos al maestro" que Eugenio Abel Maroto escribió en memoria de su tío y al final del acto hizo lo propio con un fragmento de su obra de teatro La Aurora de Barbate, centrada en el momento que vivió el pueblo durante los años de guerra y con una alusión a las víctimas mortales. 

El poema, que ya publiqué el pasado 8 de noviembre, reza así:

En los campos de Zahara
germina silencioso un sueño:
son los Sentimientos de un hombre
dispersos, danzando al viento.

De aquellos días oscuros
renace un Amanecer nuevo:
una gaviota se eleva libre
sobre el profundo azul cielo.

En la arena de la playa
un niño dibuja un colegio:
quiere que se cumpla su sueño,
sueña con ser... Maestro. 


Mi disertación se centró en la figura del maestro de Zahara de los Atunes desde una doble perspectiva: de un lado, las distintas fuentes documentales utilizadas y la información recibida desde testimonios familiares y vecinas de la localidad de Zahara; y de otro, haciendo un recorrido de lo que fue su vida, las circunstancias de su detención en su casa familiar de Bonanza (Sanlúcar de Barrameda) y de su asesinato en el término municipal de Puerto Real en agosto de 1936, y el proceso de depuración que sufrió post mortem, que culminó con su separación definitiva del cuerpo de Magisterio en septiembre de 1939.

Uno de los aspectos que resalté fue la dura represión que sufrió el cuerpo de maestros y maestras mediante unas instrucciones y una normativa con una clara finalidad represiva. Valgan para ilustrarlo estas palabras que José María Pemán, responsable de la Comisión de Cultura y Enseñanza e impulsor de las comisiones depuradoras, pronunció en 1936:

"no se volverá a tolerar, ni menos a proteger y subvencionar, a los envenenadores del alma popular primeros y mayores responsables de todos los crímenes y destrucciones que sobrecogen al mundo y han sembrado de duelo la mayoría de los hogares honrados de España".

La muerte de Manuel Abel Romero se reflejó de múltiples formas en los distintos documentos del momento, una de las cuales resulta muy ilustrativa:

"falleció al principio del glorioso Movimiento Salvador de España, victima de sus yerros".


Sus yerros fueron haber inculcado entre sus alumnos y alumnas los valores  republicanos de democracia, laicidad y respeto, mantener unas ideas de igualdad y solidaridad entre la gente o denunciar el intento de interferir con propaganda en favor de una coalición monárquica el desarrollo de los comicios del 16 de febrero de 1936 en un colegio electoral. 

El eco de esa maldad sobre quienes querían hacer de su profesión una forma de ampliar la cultura y la educación por todos los rincones del país, desde la racionalidad y sin interferencias religiosas, se mantuvo incluso en los años de la Transición. Pedro Sainz Rodríguez, quien fuera el primer ministro de Educación Nacional desde enero de 1938, se expresó en estos términos ante un conocido periodista:

"Es que era gente muy mala, hijo mío, gente muy mala".

Hace un año la Junta Vecinal de la ELA de Zahara de los Atunes aprobó poner el nombre de una de sus calles recordando la figura de Manuel Abel Romero. Su nombre aparece también en el monumento que 2015 se erigió en Sanlúcar de Barrameda en honor de las decenas de víctimas mortales de la represión fascista:

"Cada uno de estos nombres es el alma de alguien que luchó por la justicia, la libertad y la II República".

 

(Imagen 1, Mancomunidad de La Janda; imagen 2, Felisa Rico Amores).