sábado, 31 de marzo de 2012

Mi jornada de huelga general

El día de antes

La tarde anterior a la huelga general le pregunté confiado a un compañero de trabajo: “¿Y mañana, qué?”. No sé si no me entendió o se hizo el despistado, pero me salió con algo parecido a que “ya queda poco para que acabe el trimestre”. Entre sorprendido y pesado, pero sin mala intención por mi parte, fui más concreto en mi pregunta: “¿vas a ir a la huelga?”. Y el hombre, medio desorientado, me dijo con la boca chica y moviendo la cabeza y los hombros a la vez: “es que yo mañana tengo muy pocas clases…”. Una actitud diferente a la manifestada por el personal no docente, que había decidido secundar el paro. Se sentían contentos, esperanzados y creo que hasta eufóricos. Me pareció ver en sus caras y en sus palabras un sentimiento que es propio del alma de cualquier huelga: la solidaridad. El darlo todo, en este caso por un día, para que todo el mundo gane.

La manifestación en Cádiz

“¿Cuánta gente puede haber?”, me preguntó no recuerdo quién al poco de empezar a movernos en la manifestación que se inició en la plaza del ayuntamiento. “No sé, tres o cuatro mil… Es que es difícil saberlo, no hay referencias todavía”, contesté. La prensa provincial publicó después que alrededor de cinco mil. No lo sé y tampoco me preocupé de hacer mis cálculos. Gente de Cádiz, cosa lógica, y de los distintos municipios. De Barbate vimos caras conocidas según avanzábamos en el recorrido. También, que conociera, de Puerto Real, El Puerto, Conil, Medina Sidonia, Rota, Vejer… ¿Para qué seguir? Me alegré al ver a compañeros y compañeras de trabajo. Jóvenes. Había muchas banderas. El rojo era lo que predominaba. Normal. La mayoría de CCOO y de UGT, pero no sólo. Se veían algunas republicanas. También, negras y rojinegras de CGT, CNT y Autonomía Obrera. Y andaluzas con la estrella roja de cinco puntas. Las rojas de CCOO dejaban ver en su parte  inferior los colores de Andalucía. Algunas de Equo eran blancas y llevaban las letras en verde. Pancartas había pocas y tampoco me fijé mucho en ellas. Un poco en la que tuvimos cerca casi todo el rato. Era de las juventudes comunistas, que no pararon de gritar, cantar y saltar. Propio de la edad y de la ilusión que da sentirse parte de tanta gente. Ya se grita poco en las manifestaciones. Se oyen poco los gritos colectivos, fuertes y decididos que en bastantes años atrás llenaban las calles hasta hacerlas –al menos así me parecía- retumbar. Mucha gente de todas las edades. Se ha hablado de mucha juventud. A mí no me pareció tanta, aunque es verdad que había más que en otras ocasiones. La contrarreforma laboral va sobre todo contra ella.

¿Qué violencia?

Nos llamó la atención durante nuestra estancia en Cádiz el despliegue policial (local, nacional, guardia civil). También lo vimos cuando pasamos por Chiclana. Ha sido general por todo el país. Para vigilar y evitar desmanes, ha justificado el gobierno. Días antes habían denunciado los sindicatos amenazas directas o veladas, de palabra o por escrito, que han lanzado en numerosas empresas. Cuando son pequeñas, resulta difícil ponerse en huelga so riesgo de despido fulminante. También en las que hacen gala del antisindicalismo como una razón de su ser y todo lo que conlleva. ¿Es violencia eso?
  
Un balance

¿Éxito o fracaso? Quienes hablan de fracaso, que dan números bastante bajos en la cuantía de huelguistas, pero no tanto en la de manifestantes, se han centrado en lo bronco. Los medios de comunicación conservadores se han cebado en lo que llaman piquetes violentos y en determinadas acciones de algunos grupos. Normal. ¿Qué van a decir? Los medios que se llaman progresistas, como El País o Público, han querido centrar la información en la normalidad de una jornada de huelga general, con pocos incidentes, mucha gente secundándola y mucha en la calle. El País se ha atrevido a ofrecer datos comparativos del consumo eléctrico en relación al de un día festivo. Ha sido rotundo: similar. Prueba de que no ha sido tan poca la gente que ha ido a la huelga, como nos han contado el gobierno y sus medios.