domingo, 30 de agosto de 2009

En menuda me he metido


La revista electrónica El Catoblepas publicó el mes pasado un artículo mío titulado “La Historia de España de los últimos 75 años y el fenómeno revisionista” (nº 89, julio; http://nodulo.org/ec/2009/n089p17.htm). El número de este se inició con la contestación de una de las personas aludidas en mi artículo, José Manuel Rodríguez Pardo, con el artículo “Revisionismo histórico de la Leyenda Negra antiespañola” (nº 90, agosto; http://nodulo.org/ec/2009/n090p01.htm). Su autor no ha dejado chupa de dómine en criticarme, lo que en sí no está mal, excepto en dos cosas: una, acusarme de algo que él mismo practica, y en demasía, como es de presentismo, aderezado en su caso con el uso de la ucronía; la otra, distorsionar la realidad y encima cometer errores históricos de bulto, algo que me fastidia más, porque puede ser una forma de manipulación de la Historia. De inmediato y en menos de 24 horas redacté una contrarréplica, que titulé “Objetividad histórica frente a la deformación de la realidad”, con la intención de rebatir los argumentos, escuálidos para mí, de su réplica, a la que no le falta el uso, si no abuso, de la difamación (“hombre de paja”) o la etiquetación gratuita (al PSOE, nada menos).

Hace unos días ha aparecido mi artículo (nº 90, agosto;
http://nodulo.org/ec/2009/n090p12.htm), de lo que me alegro, pero también otro de Pío Moa. Madre mía, tan insigne escritor me ha dedicado toda una contestación que ha titulado “La quiebra de la historia progresista” (nº 90, agosto; http://nodulo.org/ec/2009/n090p11.htm). Siendo uno de los escritores a los que me referí en mi primer artículo, como miembro de un grupo dedicado a revisar las investigaciones históricas que se están desarrollando desde hace varias décadas para desmontar la interpretación histórica falsa que acuñó el franquismo y en su caso mediante la falta de cientificidad y hasta de originalidad, supone para mí un reto. Es, sin duda, el más prolífico y exitoso miembro de ese grupo, con un público ávido de consumir sus escritos e intentar, de esa manera, darse la satisfacción de sentirse lo que en este país han sido siempre los sectores reaccionarios: superiores, mientras el restos somos una pandilla de imbéciles que debemos callar y aguantar. Este escritor se atreve a decir de Franco que “ningún personaje histórico de los últimos dos siglos ha rendido al país unos servicios mayores”; o dice de mi artículo que sigo “dando la vara con (…) enrevesadas simplezas” y que defiendo ideas que “han sido ya derrotadas por completo en el plano intelectual”.

Como no quiero extenderme en decir lo que dije o que dijeron, invito a leer los artículos referidos, bien en los enlaces que introduzco o desde la propia revista. La polémica está servida, pero, por ahora, tranquilidad por mi parte, que todo llega.