Ayer, mientras se discutía en el Parlament de las Islas Baleares la propuesta del PP y Vox para la derogación de la Ley de Memoria Democrática Balear, tuvo lugar un incidente que retrata la naturaleza de la coalición gobernante en esa comunidad. Los grupos de la oposición habían decidido, como una forma de protesta, mostrar fotografías de mujeres asesinadas por el fascismo. Y el presidente de la institución, Gabriel le Senne, de Vox, rompió públicamente una fotografía en la que aparecía la imagen de Aurora Picornell, asesinada en 1937. Y lo hizo después de haber conminado a dos miembros de la Mesa, diputadas del PSOE, que retiraran los retratos que portaban, a la vez que las expulsaba de la sala por no acatar la orden.
A principios de año, durante mi visita a Mallorca, dediqué una entrada a algunas de las mujeres de la isla que habían sido asesinadas durante la guerra. La titulé "Recordando a las 'Roges des Molinar' y Aurora Picornell", y en ella contaba la dramática historia de cinco mujeres del barrio del Molinar de Palma, trabajadoras y comunistas. Eran Belarmina González
Rodríguez, Catalina Flaquer Pascual, Antònia Pascual Flaquer, Maria Pascual
Flaquer y la propia Aurora Picornell i Femenías. Fueron llevadas desde la prisión de la capital, donde estaban recluidas desde meses antes, hasta Manacor, en cuyas tapias del cementerio de Son Coletes fueron fusiladas y enterradas, pero sin comunicar a las familias dónde había tenido lugar.
Invito a leer la entrada y también a hacerlo con el poema que Joan Cabalgante dedicó en su día a Aurora. Una forma de desagraviar su memoria ultrajada y la de todas las víctimas del fascismo.
Vint-i-cinc
ensenyances d’un pare i una mare,
vint-i-cinc
barques vermelles en el Molinar,
vint-i-cinc
sastresses que treballen a escarada,
vint-i-cinc
discursos de digna lluita obrera,
vint-i-cinc
besades a Heriberto Quiñones,
vint-i-cinc
bombes esclaten a la guerra,
vint-i-cinc
intents d’intercanviar presoneres,
vint-i-cinc
anys afusellats al cementiri de Porreres.
[Veinticinco
enseñanzas de un padre y una madre,
veinticinco
barcas rojas en el Molinar,
veinticinco
sastrezas que trabajan a destajo,
veinticinco
discursos de digna lucha obrera,
veinticinco
besadas en Heriberto Quiñones,
veinticinco
bombas estallan en la guerra,
veinticinco
intentos de intercambiar prisioneras,
veinticinco
años fusilados en el cementerio de Porreres*].
* Como explico en "Recordando a las 'Roses des Molinar' y a Aurora Picornell", hasta hace tres años se creyó que había sido fusilada en ese municipio mallorquín, donde también lo habían hecho a su padre, Gabriel, y a su hermano Ignasi.