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lunes, 14 de noviembre de 2016
Susana Díaz y la bicha catalana
Susana Díaz sigue actuando. Aprendió bien a moverse desde su juventud en las entretelas de su partido. Su astucia le ha valido ir escalando peldaños en la jerarquía y ganarse poco a poco los favores de los poderes ocultos. Ejecutó a la perfección el pacto con IU en 2012, siendo la artífice de la negociación, y luego, a finales de 2014, rompiéndolo haciendo uso de las peores artes. Se siente fuerte desde su posición política en Andalucía, pero no ve claro lo de dar el salto al conjunto del estado. Ya lo dejó aparcado hace un par de años cuando, después de apoyar a Pedro Sánchez en las primarias para acceder a la secretaría general del partido, no se atrevió presentarse como candidata del partido a la jefatura de gobierno. Lo justificó con un "me debo a Andalucía" después de haber sido elegida presidenta de la Junta. Es, sin duda, la cabeza de las baronías del partido. La que va marcando los tiempos, las condiciones y las decisiones. La que encabezó las líneas rojas del no a un gobierno con independentistas, Podemos e IU-UP tras elecciones de diciembre. La que dijo que le tocaba gobernar al PP tras las elecciones de junio. Y, por supuesto, la que descabezó a Pedro Sánchez de la secretaría general para ponerle en bandeja la abstención al PP. Ahora está saliendo con lo de la relación entre el PSOE y el PSC. Que si este último aporta poco al partido, que si se rompen las relaciones no importa... Como buena andaluza de la línea conservadora utiliza a Cataluña electoralmente. El anticatalanismo está muy presente en esos medios. Sobre todo en el PP, pero también en el PSOE y como antaño en el PA. Lo catalán como una especie de bicha.