Ayer
participé, junto con Abel Estudillo Bernal, en la conferencia
titulada "La represión en Barbate tras el golpe militar de 1936". Fue el
primero de los actos organizados para Barbate por el Aula Itinerante de
Memoria Histórica y Democrática, que tiene como coordinador a Santiago Moreno
Tello, que estuvo también presente.
A
lo largo de casi dos horas fuimos exponiendo ante un público que llenó la Casa
de la Cultura y que mostró un gran interés. Lo hicimos en nombre del Ateneo
Republicano de Barbate, una de las entidades colaboradoras del Aula.
La
información ofrecida es la primera presentada públicamente sobre distintos
aspectos de la represión sufrida en Barbate desde que se iniciara en julio
de 1936 la sublevación militar que derivó en una guerra de casi tres años
y luego una dictadura. Un análisis que partió del propio carácter de la
sublevación, cuyas consecuencias represivas estaban previstas con antelación, y
que adquirió diversas formas. En primer los asesinatos, que
afectaron a 12 personas, 11 de ellas aún desaparecidas. También la
reclusión en cárceles y campos de concentración, la depuración de funcionarios,
la destitución de los concejales, la separación de puestos de trabajo de
personal municipal o los castigos económicos, como la separación del sorteo de
hazas (un hecho que en el entonces municipio de Vejer tenía una gran
trascendencia, dado el elevado componente de identidad colectiva que
conllevaba), la imposición de multas, la incautación o libre disposición de
bienes, la inhabilitación para cargos o funciones, etc.
No
faltó la referencia a las acusaciones que sufrieron tanto desde políticas, a
través de informes municipales o de la Falange, como desde instancias
judiciales. La huida de gente,
sobre todo del mundo de la mar y en especial desde Tánger, al bando
republicano. La situación sufrida por las mujeres, muchas veces
invisibilizadas, pero sufridoras también de de las privaciones derivadas
de la represión de sus padres, maridos o hermanos asesinados, encarcelados
o huidos. La realidad de menores, "hijos de rojos", que tuvieron que
ser atendidos en el comedor municipal, ingresados en instituciones benéficas y
en ocasiones pudieron dedicarse a cometer pequeños hurtos para poder
sobrevivir.
La
afiliación a las distintas organizaciones políticas (Izquierda Republicana,
Partido Sindicalista, Partido Socialista, Partido Comunista...) y sindicales
(la mayoritaria CNT, la UGT) también fue motivo de tratamiento, remarcada con
los calificativos peyorativos utilizados para referirse a las personas, como
extremistas, individuo o individua, sujeto, nefasto, etc.
No
faltó, en fin, el tratamiento de las distintas formas de adaptarse o
replantearse la vida durante la postguerra. Desde quienes se decía que
observaban buena conducta hasta quienes acabaron por integrarse en el régimen,
afiliándose al "Movimiento". Desde quienes se convirtieron en
prósperos empresarios hasta quienes montaron pequeños negocios o siguieron
trabajando en la mar, la construcción, la venta de sal, etc., sin que
faltaran quienes fueron acusados de conductas inmorales o delictivas, éstas
sobre todo en forma de pequeños hurtos.
La
información facilitada, incompleta todavía, es el fruto de una labor que
llevamos realizando desde hace varios años. Años de recogida, procesamiento y
análisis de datos procedentes de distintos ámbitos, visitando archivos (como los municipales de Barbate y Vejer de la Frontera, el de la Guerra Civil en Salamanca); recogido testimonios de personas que fueron testigos de los hechos, familiares o amigos; rastreado datos de distintas publicaciones, a su vez basadas en trabajos de investigación rigurosos, como las llevadas a cabo por Alicia Domínguez Pérez, José Luis Gutiérrez Molina, Santiago Moreno Tello o Francisco Javier Hernández Navarro...