Ese "Madrid, rompeolas de todas las Españas", que escribiera Antonio Machado, se mostró con orgullo el pasado domingo ante el mundo entero, cuando miles y miles de personas salieron a las calles para alzar su voces y las banderas palestinas denunciando el genocidio que se está cometiendo en Gaza. Contra las decenas de miles de asesinatos, de los cuales casi 20.000 son de niños y niñas, víctimas de las bombas, las balas o el hambre que está planificando el gobierno del estado de Israel y ejecutando su ejército.
Lo que ocurrió el domingo, que dio lugar a la suspensión -por fin- de la Vuelta Ciclista a España, no fue una acto de violencia, sino de solidaridad y de justicia frente a la barbarie. Como tampoco lo fueron las diversas acciones que se fueron sucediendo, de mayor o menor calado, desde el primer momento: Figueres, Bilbao, Pontevedra, Valladolid y tantos otros lugares. Nunca faltaron las banderas palestinas, pese a los intentos por invisibilizarlas o los voceros de los medios de prensa que buscaban distorsionar la realidad y ocultar los crímenes.
Frente al apoyo de EEUU y la pasividad de la Unión Europea, no podemos quedarnos en nuestras casas.
Goya, a través de la viñeta de Julio Rey, también se ha dejado ver. ¿O acaso el artista se hubiera quedado indiferente ante el horror?