mi hermano y yo, mandil en mano, toreando,
y mi madre, con la voz entrecortada,
anunciándonos la muerte del Papa Bueno).
Supe
del crimen a través de un poema
y,
en tantas veces que lo leí,
me
reía de ese general con “la letra muy bonita”.
Supe
del crimen a través de una canción
y
fueron muchas las veces que la cantamos,
llevando
"la pena dentro del cuerpo".
A
Julián se lo llevaron,
lo torturaron,
lo
asesinaron,
mientras
el silencio sonaba con amargura.
Han
pasado 60 años, pero sigue aquí,
en
el recuerdo,
en
nuestra memoria,
con
su gente.
Y seguirá
estando.