Mi amigo Paco Malia me ha envido un escrito breve dedicado a dos poetas y su celebración del advenimiento de la Segunda República el 14 de abril de 1931. Uno, Antonio Machado y el otro, el chipionero José Miranda de Sardi. Del primero, poco más podemos decir, pues por aquellos años se encontraba en la cumbre de su obra literaria. Del segundo, chipionero de nacimiento, estamos ante un humilde periodista y poeta aficionado que acababa de llegar a Tarifa, después de haber residido en Barbate desde 1923. Vinculado al movimiento libertario de Chipiona en sus años jóvenes, la acusación de pertenecer a los grupos de acción de la CNT, motivo por el que fue detenido, hizo que acabara recalando en la localidad marinera gaditana, acogido por un familiar. Con el tiempo, todavía en Barbate, fue evolucionando en lo político con acercamiento al socialismo, hasta el punto que en Tarifa estuvo entre los fundadores de la agrupación del PSOE. Años más tarde, ya en Cádiz, siguió con su evolución política y en 1934 acabó recalando en el Partido Sindicalista, siendo en 1936 concejal del Ayuntamiento. Don Antonio moriría en el exilio, en Colliure, en febrero. Y Miranda de Sardi, en el verano de1936, fusilado.
He aquí lo que nos cuenta Paco Malia de lo sucedido en ese día histórico del mes de abril.
Dos poetas reciben con los brazos abiertos a la II República
Hoy con
motivo del 92 aniversario de la proclamación de la II República recordamos
cómo recibieron su llegada dos poetas muy nuestros: Antonio Machado y José
Miranda de Sardi. El primero, un 14 de
abril de 1931 desde el balcón del Ayuntamiento de Segovia y el segundo el día
15 desde el balcón del Ayuntamiento de Tarifa.
En un
manuscrito escrito probablemente en Rocafort, en su periplo hacia el exilio, en
abril de 1937, don Antonio recordaba:
“El 14 abril en Segovia.
Era un
hermoso día de sol. Con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores
de los almendros llegaba, al fin, la segunda y gloriosa República Española.
¿Venía del brazo de la primavera? La canción infantil que yo oía cantar, o soñé
que se cantaba en aquellas horas, lo decía de este modo:
La primavera
ha venido
del brazo de
un capitán.
Cantad, niñas
en coro:
¡Viva Fermín
Galán!
Florecía la
sangre de los héroes de Jaca, enterrados bajo las nieves del invierno y el
nombre abrileño del capitán muerto era evocado por la canción infantil como un
fantasma de primavera
La primavera
ha venido
y don Alfonso
se va.
Muchos duques
lo acompañan
hasta cerca
de la mar.
Las cigüeñas
de las torres
quisieron
verlo embarcar.
Fue un día
profundamente alegre -muchos que éramos viejos no recordábamos otro más
alegre-, un día maravilloso en que la naturaleza y la historia parecían
fundirse para vibrar juntas en el alma de los poetas y en los labios de los
niños.
Mi amigo
Antonio Ballesteros y yo izamos en el Ayuntamiento la bandera tricolor. Se
cantó la Marsellesa; sonaron los compases del Himno de Riego. La Internacional
no había sonado todavía. Era muy legítimo nuestro regocijo. La República había
venido por sus cabales, de un modo perfecto, como resultado de unas elecciones.
Todo un régimen caía sin sangre, para asombro del mundo. Ni siquiera el crimen
profético de un loco, que hubiera eliminado a un traidor, turbó la faz de
aquellas horas. La República salía de las urnas acabada y perfecta, como
Minerva de la cabeza de Júpiter".
Por otra
parte, mucho más al sur, en Tarifa la República se proclama oficialmente un día
después, el 15 de abril a las doce de la mañana. Se izó la bandera tricolor
desde la balcón principal del Ayuntamiento
“entre las aclamaciones delirantes
de la multitud que ahogaba las palabras con que el alcalde José Utrera Martínez
anunció el advenimiento del nuevo régimen”.
Hicieron uso de la palabra don José Miranda de Sardi, Amador Mora Rojas
y Juan Pérez Fernández.
Ignoramos las
palabras que pronunciaron. No obstante, Miranda de Sardi recoge este júbilo en
una de sus Coplas al Viento, del número 6 del periódico local El Progreso”. Tampoco sabemos si fue leída desde el balcón del ayuntamiento tarifeño, pero son así:
Fuego en las
pasiones,
fulgencia del
sol,
día
esplendoroso
del pueblo
español;
lucha
ciudadana,
batalla
civil,
fecundo y
glorioso
catorce de
abril,
que en Jaca
irradiaste
tu primer albor,
siendo a un
tiempo mismo
gemido y
clamor.
Roja fue tu
aurora
y rojo tu
afán;
la sangre de
Hernández
y Fermín
Galán
matizó de
grana
tu naciente
luz,
eres, día
catorce,
redención y
cruz.
Tu breve
reinado,
todo claridad
encendió la
tea
de la
libertad,
que ha de
alumbrar siempre
como un nuevo
sol
los vastos
confines
del pueblo
español.
por eso el
coplero
humilde y
vulgar
quiere en
este día
tu gloria
cantar,
poniendo en
sus versos
emoción
viril,
glorioso y
fecundo
catorce de
abril.
Poco después
de la proclamación de la II República organizado por el Comité ejecutivo del
partido republicano tarifeño, tuvo lugar en el Salón Medina y posterior Cine
Alameda un banquete popular en honor del teniente de carabineros Sr. Galán,
hermano del infortunado capitán Fermín Galán fusilado con motivo de los sucesos
de Jaca, al que asistió, junto a otros destacados políticos, el periodista José
Miranda de Sardi.
La cultura
indudablemente estuvo con la II República, una
forma de gobierno más acorde con la democracia, la justicia y el sentido
común. La presencia de estos dos poetas
tan nuestros así lo demuestran. Y es muy probable que escenas como éstas se
repitieran en otras ciudades de España. En las vísperas de su 92 aniversario,
nos queda hacernos esta pregunta: ¿qué poetas recibirán a la III República
desde el balcón del ayuntamiento de sus pueblos? Mucho me temo que mis ojos no
lo verán. O, a lo mejor, sí.
Francisco Malia Sánchez