Ha saltado otro escándalo: se ha revelado la grabación de una entrevista del ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, donde tratan el asunto de investigar a dirigentes de CDC y ERC con el fin de recabar información para poder incriminarlos en algún delito. Y las reacciones, claro está, no se han hecho esperar.
El ministro -sí, el mismo que, por ejemplo, recibió a Rodrigo Rato en su oficina- está echando balones fuera, sintiéndose víctima de una conspiración y rechazando dimitir. El jefe de gobierno ha dicho que no sabía nada, pero ve normal lo que se ha hecho. El director de la OFC ha declarado que él no ha grabado nada y ha responsabilizado al PSC de la filtración. Y en medios conservadores como ABC o La Razón parece que el escándalo no existe.
Por otro lado, Oriol Junqueras, líder de ERC, considera lo ocurrido como un ataque a la libertad. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha hablado de un Gal mediático contra Cataluña y a la vez ha pedido la dimisión del ministro. Lo mismo, esto último, que han hecho Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y hasta Albert Rivera.
¿Influirá el escándalo en los resultados del domingo? Me temo que poco. Quizás en Cataluña le afecte al PP en favor de Ciudadanos. Pero en el resto del estado, estando de por medio un territorio maldito, primará en el electorado conservador su catalanofobia. De momento.