Estuve viendo el sábado en La Sexta Noche la entrevista a Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía. Me he quedado con las alusiones que dedicó a IU: la visita prevista a los campamentos saharauis en Tinduf por parte del vicepresidente Diego Valderas; y el referéndum previsto en IU para mediados de año para valorar el cumplimiento de los acuerdos recientes con el PSOE dentro de los presupuestos de la Junta. Es cierto que no dijo nada nuevo de lo que ya ha estado declarando días atrás, pero lo más importante se encuentra en el foro donde estuvo, con una resonancia política que trasciende el ámbito andaluz y llega al general del conjunto del estado.
Sobre el viaje de Valderas al Sáhara Occidental Díaz ha argumentado para oponerse que eso es competencia del gobierno central, a lo que ha añadido un respeto al statu quo de las relaciones con Marruecos. No me sorprende tanto su ejercicio de real politik, muy propia del PSOE, como el trasfondo ético y de justicia que tiene el hecho. La visita de Valderas se hace dentro del respeto al derecho internacional, el mismo que lleva infringiendo Marruecos desde 1975, cuando se apropió ilegalmente, durante unos años con Mauritania, de la antigua colonia española. Marruecos es el mismo estado que reiteradamente ha incumplido las decisiones de la ONU acerca de su comportamiento ilegal y la obligación que tiene de permitir el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Por mucho que se le llene la boca a Díaz de que la Junta de Andalucía es solidaria con las ayudas económicas y la acogida de niños y niñas saharauis, sus palabras suenan, como mucho, a caridad.
En cuanto a la decisión de IU de decidir en referéndum la pertenencia al gobierno andaluz, Díaz ha sido excesiva cuando ha dicho, más o menos, que no permitirá que la militancia de IU decida sobre el gobierno andaluz. ¿Cómo que no? IU es soberana para tomar la decisión que considere oportuna. Ya lo hizo en 2012 cuando su militancia fue consultada en referéndum interno para participar en el gobierno andaluz. Acaba de hacerlo, en diciembre pasado, para seguir en él y además ha decidido que va a valorar el cumplimiento de los acuerdos firmados. Dentro de los presupuestos de la Junta para 2015, en asuntos tan importantes como una banca pública andaluza, un banco público de tierras, la renta básica o la garantía de los servicios de electricidad y agua para las familias. Y fuera de ellos, en la investigación de los casos de corrupción. Todo un ejercicio de soberanía política de una organización. Y también un ejercicio de democracia, permitiendo que militancia y simpatizantes se posicionen sobre el grado de cumplimiento de los acuerdos y las promesas.
No me sorprende la postura de Díaz. Desde que tomó las riendas de la Junta de Andalucía ha ido ganando peso en su condición de representante cualificada del statu quo político tradicional. Es cierto que desde Andalucía ha marcado distancias con la política del gobierno central en lo referente a mantener en mayor grado los servicios públicos. Resulta lógico como forma de horadar al PP en un territorio donde éste lo tiene bastante difícil. Pero no debemos olvidar que el pacto con IU también es un garante para que se cumpla al máximo lo acordado sobre el mantenimiento de los servicios públicos.
La reacción de los medios de comunicación dice mucho sobre lo que está ocurriendo. Los más afines al PSOE o bien se posicionan claramente a favor de Díaz o bien presentan lo ocurrido, sobre todo en las columnas de opinión, como una pelea infantil. Los medios conservadores se han posicionado claramente a favor de Díaz, como ya hicieron en la crisis de abril. En el mismo programa donde fue entrevistada hubo unanimidad por parte de las siete personas que la sometieron a preguntas a la hora de dejarla salir airosa en sus respuestas sobre IU.
Desde que Díaz accedió a la presidencia de la Junta de Andalucía ha habido detalles que apuntan a lo dicho antes sobre su condición de representante del statu quo político tradicional. Uno ha sido el papel jugado en la crisis de abril de 2014, cuando quitó las competencias en Vivienda a la consejera de Fomento, de IU, sobre las familias de la Corrala Utopía. Un asunto espinoso donde está en juego algo de máxima importancia para gente y con la banca privada de por medio. ¿De qué hablaría hace un año con el fenecido Emilio Botín? Junto a ello se encuentra la ley andaluza de derecho a la vivienda, recurrida por el PP ante el Tribunal Constitucional, pero donde no ha habido ninguna palabra de apoyo por parte de la presidenta andaluza. Otro detalle es el de su postura sobre el modelo de organización territorial y la reforma de la Constitución, donde se muestra distante incluso de las propuestas que su secretario general, Pedro Sánchez, está haciendo sobre la reforma constitucional.
No debemos olvidar tampoco el miedo que el PSOE tiene a la subida de Podemos, a la vez que, por ahora, las previsiones para IU serían de un nivel de apoyo más que aceptable. En este contexto el PSOE andaluz podría ser el instrumento a utilizar desde el sistema para frenar un avance de la izquierda. No tanto mediante la formación de un gobierno PSOE-PP, que sería suicida para el PSOE, como a través del fomento del voto hacia este partido desde el electorado más moderado. El mismo que le dio tantas mayorías absolutas en los años ochenta y luego fue decantándose hacia el PP, sobre todo, o hacia el PA, en menor medida y tiempo.
No sé qué va a ocurrir. Ignoro cuál va a ser la reacción de los dos grupos que conforman el gobierno andaluz según se sucedan los acontecimientos. Pero en Andalucía hay muchas cosas en juego. Con su singularidad política no es un territorio cualquiera. Al tiempo.