Ha muerto otro viejo rojete: José Antonio Labordeta. Cuando era joven aprovechábamos cualquier ocasión para entonar su "Canto a la libertad", una de las canciones cuyas letras conocía más gente entre el rojerío de los setenta. Una canción con unos versos que emocionaban ("Hermano, aquí mi mano, / será tuya mi frente") y que hacían retumbar las paredes de tantos foros donde golpeábamos con nuestras voces a la dictadura y sus secuaces. En mayo de 1976 Labordeta fue uno de los artistas que estuvo en el Festival de los Pueblos Ibéricos y allí su voz y la de decenas de miles de personas volaron por el aire desde la explanada de la Autónoma de Madrid a toda la ciudad para decir que "Habrá un día en que todos / al levantar la vista, / veremos una tierra / que ponga libertad".
Suyas fueron otras canciones muy conocidas por esos años, como, entre tantas, la jocosa a ritmo de jota "Meditaciones de Severino el sordo", con su "Arremójate la tripa / que ya viene la calor"; la estremecedora "Somos", que acaba con un "Somos / como esos viejos árboles"; o "Ramón Cabeza", dedicada un alumno suyo, militante de la Joven Guardia Roja, que había sido detenido y torturado por la policía ("Hoy no ha venido a clase / Ramón Cabeza / y al preguntar por él, sus compañeros / me han mirado con rabia, con tristeza").
Labordeta fue un hombre polifacético: profesor de instituto, cantautor, poeta, guionista y actor de televisión, y hasta diputado en el Congreso. La serie de televisión Un país en la mochila le hizo famoso entre otro tipo de gente, fuera de los ambientes políticos de izquierda donde era más conocido. A través de su voz muchas personas pudieron descubrir otra forma de viajar y de mirar, siempre sacando a la luz a la gente corriente y sus formas de hacer y de vivir.
Estuvo también entre quienes reivindicaron el aragonesismo como una seña de identidad política y cultural de su tierra, lo que cultivó en sus facetas de cantautor, poeta y periodista, siendo uno de los impulsores de la revista Andalán, y le llevó a presentarse a las elecciones de 1977 en la lista del Partido Socialista de Aragón, y en 2000 y 2004, en la de la Chunta Aragonesista, siendo diputado en ambas legislaturas.
En política fue diverso y, además de esos dos partidos, también se presentó por el Partido Comunista de España, en 1979, e Izquierda Unida, en 1989. En los 80 estuvo en las movidas contra la OTAN, poniendo sus canciones para la causa cuando había artistas que ya habían dejando su ardor militante por el de la pasta. Ese ardor no lo perdió nunca, incluso cuando más artistas siguieron uniéndose al club del dinero. Como diputado se hizo famoso en 2003 con su "a la mierda" dirigido a la bancada del PP, que a través de su mayoría absoluta mostraba permanentemente su chulería y prepotencia. En plena provocación de "sus señorías" de la reacción, que no paraban de interrumpirlo y provocarlo, le salió al pobre Labordeta un "¿No puede uno hablar aquí o qué? Coño, a ver si no puede uno hablar aquí. A la mierda, joder". Tacos de indignación, de rabia, de desahogo... ¡Como si el Congreso tuviera que ser un templo de la pulcritud de formas, mientras se aprueban leyes y medidas que no hacen más que romper las conciencias!
En el "Canto a la libertad" nos dijo que "También será posible / que esa hermosa mañana / ni tú, ni yo, ni el otro / la lleguemos a ver; / pero habrá que forzarla / para que pueda ser". No pudo verla, es verdad, porque el cáncer lo ha aparcado de la vida, pero mientras pudo, no dejó de empujar. Hay que seguir haciéndolo, sin que nos callemos para gritar, al menos de vez cuando, que "a la mierda".