no fui capaz de recordar el año en que la
hice.
¿Fue el 77, el 79…? –me preguntaba.
Y pensando se me encendieron los recuerdos.
Los de esos dulces años de juventud
¿Fue el 77, el 79…? –me preguntaba.
Y pensando se me encendieron los recuerdos.
Los de esos dulces años de juventud
-que mi hermano hizo volar en su acuarela de notas-,
cuando la poesía y la música iban de la mano.
La poesía, impresa sobre el papel.
La música, en forma de guitarra,
como una mujer tumbada,
La poesía, impresa sobre el papel.
La música, en forma de guitarra,
como una mujer tumbada,
quizás desnuda,
a modo de una Venus que muestra su belleza.
Las dos, mirándose.
Y contemplándolas, una margarita y un clavel,
dos flores salidas de la naturaleza,
prestas a testificar ese momento.
La poesía y la música.
El papel y la guitarra.
La palabra escrita y la melodía.
Una representación del amor.
Post
scriptum
Y entre sus entrañas
-fiel palimpsesto del último mes de 1985-
descubrí el motivo:
"un nuevo lenguaje, otra forma de hacer";
y la intención, que quería ser un agradecimiento:
"la generosidad e ilusión con que acoges mis colores".
¡Qué tiempos aquellos, hermano!
(2023/2024)
a modo de una Venus que muestra su belleza.
Las dos, mirándose.
Y contemplándolas, una margarita y un clavel,
dos flores salidas de la naturaleza,
prestas a testificar ese momento.
La poesía y la música.
El papel y la guitarra.
La palabra escrita y la melodía.
Una representación del amor.
-fiel palimpsesto del último mes de 1985-
descubrí el motivo:
"un nuevo lenguaje, otra forma de hacer";
y la intención, que quería ser un agradecimiento:
"la generosidad e ilusión con que acoges mis colores".
¡Qué tiempos aquellos, hermano!