lunes, 2 de enero de 2023

El periodista Pablo González sigue en la cárcel sin pruebas después de casi 300 días


En los días previos de la guerra de Ucrania, a finales de febrero, fue detenido en Polonia el periodista-reportero español Pablo González. Se le acusó de espionaje en favor de Rusia y de pertenecer a los servicios de inteligencia de ese país. Una acusación que se sigue manteniendo y está conllevando que su estancia en la cárcel se eleve ya más de diez meses, cercana a los 300 días. En su contra tiene una problema que, no por ridículo, está siendo utilizado y es que nació en Moscú en 1982. Es nieto de un "niño de la guerra", refugiado en lo que fue la extinta URSS durante la Guerra Española. Hasta 1982 su nombre era Pavel Aleksevich Rubstov, dado que su padre era de origen ruso y de nacionalidad soviética. Cuando su madre, ya divorciada, decidió regresar a España en 1991, cambió el nombre de su hijo por el de Pablo González Yagüe.  

Dispone de una buena formación universitaria y domina varias lenguas. Ha trabajado en diversos países, cubriendo acontecimientos de interés, y lo ha hecho para medios como La Sexta o los diarios Gara y Público. Precisamente en el momento de su detención se encontraba cercano a la frontera con Ucrania, donde estaba recogiendo información relativa a la llegada de personas refugiadas. 

Hasta ahora de nada han servido las peticiones para su liberación, pese a la debilidad sobre la que se sostiene la acusación de espionaje, más allá de los dos nombres que ha tenido a lo largo de  su vida. No se conocen las pruebas en las que se sostiene, tal como ha escrito Nacho Calle en el diario Público. Se está pendiente, así mismo, de resoluciones de varias instancias jurídicas internacionales, como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o la Convención Europea de Derechos Humanos. Está siendo grave, a la vez que vergonzante, el papel desarrollado por el ministerio de Asuntos Exteriores español, cuya actitud está suponiendo el haberse posicionado del lado de las autoridades polacas. También resulta sospechoso y vergonzoso el silencio de buena parte de los medios de comunicación, en tantos casos presurosos a la hora de airear los casos que le interesan.

Existe un blog, #FreePablo, en el que se ofrece una información sobre las actividades que se están llevando a cabo en su defensa y para su liberación, así como sobre las vicisitudes que está padeciendo.