Es lo que se merece la valentía del portero de la selección alemana de fútbol y del Bayern de Munich, después de que haya hecho pública su decisión de llevar el brazalete con los colores del arcoiris en los partidos del mundial de Catar. También ha manifestado que es consciente de los riesgos que conlleva, pues no sabe cuál va a ser la reacción de los rectores de la federación internacional de fútbol, la todopoderosa FIFA, e incluso de las autoridades cataríes. En todo caso, se trata de un gesto que debería ser secundado por los demás capitanes e incluso el resto de jugadores.