Decir que el estado de cosas en el mundo laboral es deplorable, no resulta disparatado. Especialmente en el sector privado y entre las generaciones más jóvenes, que están viendo cómo la precarización se ha instalado en sus vidas de una forma permanente. Contratos cortos, jornadas laborales abusivas, engaños en las cotizaciones a la seguridad social, ausencia de vacaciones, pagos en dinero negro..., cuando no las falsas contrataciones como autónomos o autónomas.
Todo un cúmulo de despropósitos, de naturaleza neoliberal, que desde principios de los años noventa introdujo un gobierno del PSOE (los contratos basura del señor Solbes y su jefe González), continuó con los siguientes del PP (Aznar) y PSOE (Zapatero), y que con Rajoy y sus mariachis alcanzó el culmen con la mayor de las desvergüenzas: una reforma laboral que dejaba las manos libres a las empresas, abaratando aún más la mano de obra y recortando derechos sociales. Una reforma que, por cierto, le cuesta desmontar al actual gobierno en funciones presidido por Sánchez, pese a lo que dijo en algún momento, cuando necesitaba apoyos para volver a encumbrarse en la dirección de su partido y luego ganar la moción de censura. Lo que puede ayudar a entender, como uno más de otros aspectos, el papelón que están representando con la finalidad de evitar un gobierno de coalición con Unidas Podemos que pueda ir más allá de lo que dicta el sistema.
Volviendo a lo que nos ocupa, hace unos días ha aparecido una sentencia de un juzgado de lo social de Madrid que ha dado la razón a la CNT en su demanda en favor de los trabajadores y las trabajadoras de la empresa Deliveroo, que aplicaba con descaro la contratación como autónomos o autónomas a sus "riders", esto es, distribuidores en bicicleta de comidas. La sentencia deja claro que estamos ante un fraude de ley.
Un importante triunfo, pese a que tiene sus limitaciones: la empresa, con toda seguridad, recurrirá la sentencia; y, además, estamos ante la punta de un iceberg.
En todo caso, enhorabuena quienes han hecho posible que llegue una alegría en casa del pobre.