Estos días estamos viendo la caravana originaria de Honduras que quiere llegar a México para, a través de su territorio y pasando antes por Guatemala, intentar acercarse al muro norteamericano. Gentes desesperadas, desorientadas, que huyen como zombis de la nada hacia un destino incierto, pero que anhelan como un sueño. No teniendo nada que perder, se aventuran a lo desconocido, como una especie de Eldorado.
Para Rita Segato se trata de una realidad, muy dura, que confronta dos situaciones antagónicas. Nos habla de dos proyectos, el de los vínculos y el de las cosas. El primero, el de las comunidades, fuertemente -cada vez más- socavado por el segundo, que es del individualismo. Unos vínculos de pertenencia a comunidades concretas que generan confianza recíproca, pero que se van desmoronando por la fatal atracción de la acción de las cosas.
Estamos ante la tiranía del neoliberalismo imperante, que sigue destruyendo sin cesar los lazos que las personas hemos ido construyendo socialmente. Ante el neoliberalismo creador de falsas ilusiones, de las cosas, que se concretan en el consumismo desmesurado, el individualismo atroz, la violencia rampante... El neoliberalismo, capaz de convertir en cosas a las personas. Capaz de agrandar cada vez más el abismo existente entre los territorio, las clases, los géneros...
Ya lo dijo José Saramago: "El desplazamiento del sur al norte es inevitable; no valdrán alambradas, muros ni deportaciones: vendrán por millones. Europa será conquistada por los hambrientos. Vienen buscando lo que les robamos. No hay retorno para ellos porque proceden de una hambruna de siglos y vienen rastreando el olor de la pitanza. El reparto está cada vez más cerca. Las trompetas han empezado a sonar. El odio está servido y necesitaremos políticos que sepan estar a la altura de las circunstancias".