PP y Ciudadanos están tocados. La moción de censura del PSOE, apoyada por todos los grupos de la oposición (de izquierda y/o nacionalistas periféricos), les ha provocado una parálisis de envergadura.
El primero está en su proceso de primarias, pero las dudas que tienen son muy grandes. La baja participación ha puesto al descubierto la gran mentira de su militancia. No era un partido como tal, sino una agencia de colocación y corrupción. La huida del jefe ha puesto al descubierto su capacidad de liderazgo. La presencia en la sombra del anterior jefe dice mucho de su capacidad de regeneración. En el proceso de primarias no está existiendo debate de ideas, sino de personas, bajo la mirada de las perspectivas electorales que se cree que puede tener cada cual. La desmoralización es grande, porque la travesía del desierto, si no otra cosa, que se augura, va a dificultar el reparto de cargos y prebendas. Hasta se están pensando en vender la sede central de la calle Génova madrileña. Ya se sabe, se pagó y se remodeló con dinero negro.
Ciudadanos, por su parte, está ahora desaparecido en combate. No está sabiendo reaccionar al golpe recibido. Su error al no apoyar la moción de censura del PSOE fue mayúsculo. Las perspectivas electorales han cortado su crecimiento, por lo que han dejado de ser y de sentirse el centro de gravedad política del sistema. Su reacción ante la nueva situación política está siendo de baja intensidad. Y encima, pese a su poca presencia municipal, han empezado a salirle granos de corrupción.
Que la oposición al gobierno la estén llevando periodistas que siguen erre que erre con lo del golpe de estado en Catalunya (lo de cosas como las gafas de sol, mejor dejarlas...), es un mal síntoma para la derecha política. Como lo es que tenga que ser la tumba de Franco la que ocupe parte de su agenda. O que algún que otro obispo siga hablando de feminismo radical o cosas por el estilo. O que un escritor se sienta disgustado por lo del lenguaje inclusivo en la Constitución...
Considero que tanto silencio me resulta, más que sospechoso, preocupante. No de inmediato, sino de cara al futuro. El verano se prevé tranquilo. Después, ya veremos. Pero la derecha no se anda con chiquitas cuando se pone en serio.